Pablo Caballero Payán @pablocpayan Escribió Antonio Machado que al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Eso es lo que tiene que hacer el Betis. Andar, caminar, avanzar y mirar al pasado para ver los errores que se cometieron y no volver a tener los mismo fallos.

Hablo, como podrán imaginar, del adiós de Dani Ceballos. El utrerano se va a ir del club verdiblanco dejando menos dinero del que podría haber recibido el Betis si hubiera hecho las cosas bien en el pasado. Cierto es que el jugador y sus representantes no lo han puesto nada fácil, pero los fallos de la entidad de Heliópolis con los contratos y la cláusula de rescisión del futbolista son evidentes.

De poco o nada sirve lamentarse y llorar por la marcha de Ceballos. En cierto modo, lo que dijo Ángel Haro era una verdad como un templo. Aquí no hay nadie imprescindible. Eso no significa que se deje ir fácilmente a un jugador como él. Ni mucho menos. Ni tampoco voy a cometer la imprudencia de pensar que sin Dani Ceballos nos va a ir mejor. Todo lo contrario. Con él en la plantilla, las prestaciones del equipo subirían notablemente. Pero si se va, no podemos dramatizar la situación.

La preocupación del Real Betis Balompié debe estar en poner los mimbres necesarios para que no se repita un caso así y en acertar en la confección de la plantilla, para que la nostalgia por el canterano bético sea insignificante. No quiero cometer la temeridad de volver a ilusionarme con el Betis. Son muchos los sinsabores y las decepciones y ya estoy escarmentado. Pero he de reconocer que lo que se ha hecho hasta el momento tiene buena pinta.

Ojala que dentro de unos meses estemos tan felices con este nuevo proyecto que el recuerdo de Ceballos sea solo eso, un recuerdo. Y a caminar Betis, a caminar, que ya va siendo hora de teñir de verdiblanco el sendero del triunfo, los éxitos y la felicidad.

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