Pablo Caballero Payán Dice la acepción tercera del diccionario de la lengua española que una crisis es una situación mala o difícil. Por tanto, ¿está el Real Betis Balompié inmerso en una crisis? ¿Es tan delicada la situación como para catalogarla de esa manera? ¿Tiene el bético motivos sólidos e irrefutables para estar preocupados por la marcha de su equipo? Me temo que no hay una respuesta global a todas estas preguntas y que las contestaciones tienen múltiples aristas y variantes.

Lo primero que hay que dejar claro cuando hablamos de crisis es a qué ámbito nos referimos. Es una obviedad que la entidad verdiblanca anda recuperándose en el aspecto económico y ahí si podríamos decir que el Real Betis está en crisis y que esa situación le impide acometer operaciones más ambiciosas y que le den un mayor salto de calidad a la plantilla. Si hablamos del aspecto social, creo que convendremos todos en que estamos viviendo los mejores años como aficionados, acudiendo en masa al Benito Villamarín y con una armonía alrededor del proyecto que es muy beneficiosa, siempre sin perder de vista el espíritu crítico, la crítica constructiva y no caer en el peligroso mundo de los delirios de grandeza. En este ámbito la palabra crisis está fuera de lugar.

Y, por último, en el plano deportivo, que es donde más hincapié se hace y lo que más importa a todos, compite el equipo con muchos contratiempos que merman su rendimiento y con cosas por mejorar para obtener mejores resultados. Ciñéndonos a la definición del diccionario de la lengua española, podríamos decir que la actualidad deportiva del Real Betis está en crisis porque está pasando por una situación difícil: las múltiples lesiones, la evidente falta de gol, la inesperada marcha del director deportivo, el fracaso de la Europa League, la eliminación en la Copa del Rey frente al Deportivo Alavés dando una imagen lamentable y el rendimiento lejos de Heliópolis son argumentos que avalan la crisis. Pero a pesar de todo esto, la situación del equipo de Manuel Pellegrini en La Liga no es mala y entonces habría que desterrar el concepto crisis del presente bético. Porque, a pesar de todos los contratiempos y dificultades añadidas que anteriormente he citado, el conjunto verdiblanco está situado en una posición que le permite seguir luchando por conseguir el objetivo propuesto. Digo yo que hablar de crisis tendría sentido si se encontrara a un punto del descenso en lugar de a un punto de la sexta plaza.

Ahora es decisión de cada uno cómo tomarse la situación de la entidad en todos los ámbitos. Se puede ver el vaso medio lleno o medio vacío en función de si eres más o menos optimista. Yo lo tengo claro: lleva el Real Betis cuatro años demostrando que se puede confiar en él y, de momento, esa confianza está intacta.

Foto Principal: Kiko Hurtado