Pablo Caballero Payán Han pasado poco más de tres meses desde que el Real Betis Balompié sorprendiera a todos con el anuncio del fichaje de Isco Alarcón y en este tiempo el costasoleño se ha encargado de disipar todas las dudas que había alrededor de esa operación demostrando sobre el césped la calidad que atesora. El pasado domingo reventó Heliópolis con un golazo sobre la bocina para darle los tres puntos al conjunto verdiblanco y terminar de convencer a los incrédulos.

Como bien hizo en su cuenta de Twitter (me niego a llamarlo de otra manera) mi amigo y compañero JJ Barquín, yo también reconozco que me equivoqué estrepitosamente al pensar que Isco estaba acabado y que sus mejores tardes de fútbol eran cosas de tiempos pretéritos. En palabras de un familiar, tenía miedo de que se convirtiera en la versión 2.0 del fichaje de Van der Vaart. Su última temporada en el Real Madrid y su paso fugaz por Nervión eran argumentos muy sólidos para pensar que su rendimiento con la elástica verdiblanca no iba a ser el deseado. Pero el mar de dudas se ha convertido en una playa paradisiaca donde tumbarse al sol para contemplar a un futbolista descomunal.

El que más claro ha tenido todo ha sido el que más entiende de fútbol. Manuel Pellegrini no dudó en darle la camiseta de titular desde la primera jornada frente al Villarreal y ya en tierras castellonenses demostró Isco que estaba dispuesto a ganarse la confianza de todos con detalles de calidad y siendo decisivo para el equipo con un pase magistral a Luiz Henrique previo al gol de Ayoze. Ha sido titular en todos los partidos oficiales salvo en el del pasado jueves en Chipre, anotando tres goles y repartiendo dos asistencias en los 1088 minutos disputados, siendo el tercer jugador de la plantilla con más tiempo sobre el terreno de juego solo superado por Germán Pezzella y Marc Roca.

Detrás de todo este cúmulo de buenas actuaciones, regates y controles excelsos y dos goles decisivos para lograr victorias ante Sparta Praga y CA Osasuna hay un trabajo duro y concienzudo de Isco y de los profesionales que le han ayudad a recuperar su mejor nivel. Y no solo me refiero al trabajo físico, si no al mental como él mismo ha reconocido. Últimamente parece que se le está dando normalidad a las terapias y las sesiones de salud mental y es muy positivo que personas con poder de convocatoria y que tienen miles de seguidores en redes sociales y otros medios naturalicen y le den importancia a saber cuidarse mentalmente. Que este tema deje de ser tabú es muy positivo para prevenir depresiones, estados de ansiedad y desenlaces luctuosos si nos ponemos a tiempo en manos de terapeutas y psicólogos.

Aunque había razones fundadas para mostrase escéptico en cuanto a su llegada y el nivel que fuera a mostrar, Isco nos ha dado una lección a los que ponemos la tirita antes de la herida, a los que juzgamos en función del pasado y no del presente y a los que nos ponemos en lo peor en lugar de ser optimistas. Lo único que podemos hacer es admitir nuestro error y darle las gracias al futbolista malagueño por todo lo que está haciendo, por la ilusión que genera de cara al futuro y por ser el vivo ejemplo de que las segundas oportunidades existen si hay voluntad para aprovecharlas. Él así lo ha hecho y lo celebramos con júbilo.

Foto Principal: Luis Pizarro / Diario de Sevilla