Pablo Caballero Payán Ha vivido el Real Betis Balompié un mes de julio atípico si lo comparamos con lo ocurrido en las mismas fechas de los últimos tres años. Seis nuevas incorporaciones y cinco salidas (sin contar con la retirada de Joaquín y la finalización del contrato de Víctor Ruiz) han provocado un cambio significativo en la composición de la plantilla bética. Y aún no ha finalizado el baile de nombres y se espera que se produzcan más movimientos hasta el treinta y uno de agosto.

Esta revolución en el seno del grupo de futbolistas del primer equipo verdiblanco no es cosa de un día ni tan siquiera del plan establecido por Ramón Planes para darle forma a su proyecto inicial al frente de la dirección deportiva del Real Betis. Creo que esta estrategia tiene su origen meses atrás y es fruto de la convicción de Manuel Pellegrini sobre la necesidad de darle un cambio radical a su plan. El técnico chileno lleva tres temporadas con una plantilla que ha cambiado poco y ha creído necesario refrescar el ambiente para que sus propósitos se sigan cumpliendo. Con esto no quiero decir que la convivencia entre los futbolistas y el cuerpo técnico haya sido mala últimamente, pero tras tres años de coexistencia, inevitablemente, surgen roces y malos entendidos y Pellegrini, perro viejo donde los haya, ha estimado que la mejor manera de andar el camino que aún está por recorrer es mover el cotarro. Esta idea del chileno, que se remonta como anteriormente he dicho a varios meses atrás, podría explicar, por ejemplo, la marcha de Antonio Cordón. El ex director deportivo bético no quiso asumir los riesgos que supone el numeroso cambio de cromos y tomó la determinación de dar un paso al lado al finalizar su labor en el pasado mercado invernal. También tiene explicación en el ámbito de esta revolución la prolongación hasta 2026 del contrato de Manuel Pellegrini, que cumpliría otro ciclo de tres temporadas si llega como entrenador hasta esa fecha.

En el fútbol, como en la vida, se abren y se cierran etapas. El Betis ha vivido tres años muy buenos y ahora inicia otro ciclo con protagonistas nuevos que, guiados por un entrenador que ha demostrado sobradamente que sabe hacer navegar su barco sin riesgo de sufrir un naufragio, intentarán llevar a la entidad de Heliópolis a cotas más altas de las ya alcanzadas. El plan es arriesgado como lo son todas las revoluciones, pero el que no arriesga no gana.

Post Data: huelga decir que todo lo escrito es producto de mi opinión personal y que no manejo información acreditada que confirmen mis pensamientos.