Pablo Caballero Payán Ahora que tan sólo quedan 19 días y 500 noches (las noches se hacen eternas por los nervios que te impiden conciliar el sueño) para la Final de Copa del Rey del próximo 23 de abril, es un buen momento para echar la vista atrás y entonar una canción de primavera que recoja todo lo vivido y sufrido por los béticos en estos últimos años, con lo que eso duele, pero es fundamental para saber de dónde venimos y hacia dónde queremos ir.

Desde aquella mágica noche del 11 de junio de 2005 hemos vivido muchas situaciones de sufrimiento, frustraciones y desencantos. Cierto es que también nos han tocado vivir momentos buenos. Resumiendo, un camino de vinagre y rosas. Por el bulevar de los sueños rotos y la calle melancolía hemos paseado nuestra desilusión y miseria deportiva en demasiadas ocasiones y, sin embargo, siempre hemos vuelto contigo para darte aliento, para dejarnos la garganta cantando la canción más hermosa del mundo, esa que dice que estamos apiñados como balas de cañón. Ya es hora de dejar el pesimismo atrás y entonar el rap del optimista. Es mentira que no estemos preparados para dar el salto y poder ser de una vez un equipo que se instale arriba y compita por cosas serias e importantes. Hay que desterrar los malos augurios, mandarlos donde habita el olvido.

Porque de un tiempo a esta parte el Real Betis Balompié es otro y bien que lo estamos disfrutando, incluso en estos tiempos de postpandemia y con una Tercera Guerra Mundial asomando la patita por debajo de la puerta. Así que el 23 de abril vístanse de purísima y oro, que tenemos una cita con la historia.  Me muero de ganas de estar en La Cartuja con mi gente y que dos horas después haya alguien que nos diga: tiren la casa por la ventana, diríjanse a la Plaza Nueva y canten a voz en grito y nos dieron las diez hasta las seis de la mañana por las calles de Sevilla. Ojala sea una noche larga y acabemos todos locos de atar. No permita la Virgen que todo acabe mal, que ninguna nube negra nos estropee el día y podamos brindar con seis tequilas o con whisky sin soda por un título que merecemos sin duda alguna. Quién más, quién menos ha tenido estos pensamientos que suenan como un incesante ruido en nuestras cabezas. Que nadie te recete pastillas para no soñar porque nos sobran los motivos para hacerlo.

Como decirte, como contarte que esto ya está aquí, que en poco menos de tres semanas estaremos a un paso del cielo. La negatividad es agua pasada y los béticos estamos pasándolo bien. El derrotismo ha cerrado por derribo. Vamos Betis, pisa el acelerador, no te detengas y haznos aún más felices. Que todas las noches sean noches de boda, que todas las lunas sean lunas de miel. Hoy por ti, mañana por mí.

Foto Principal: Antonio Pizarro / Diario de Sevilla