JJ Barquín @barquin_julio Tenía pensado escribir esta semana sobre todo lo ocurrido en el derbi copero. Tenía pensado reflexionar sobre cómo los ultras destrozan este bello deporte; sobre la patética actuación nervionense postrera al desagradable incidente de la agresión; sobre el tremendo error de Guardado en la celebración; sobre la vergonzosa rueda de prensa de un supuesto profesional; sobre las infames declaraciones de un jugador que proclama venganza para el Día de Andalucía o, por último, sobre algunos desafortunados vídeos donde aparecen personas con responsabilidad en el club bético y en la televisión oficial de Nervión.

Pero un documento en Twitter (publicado por @Borja_Pardo) me ha hecho cambiar de opinión, además de sacarme más de una lágrima. Es curioso que un vídeo de un crío que no conozco y de un equipo totalmente ajeno a mi pasión futbolera pueda llegar tanto profundo al corazón. Un video que me permite volver a creer en el fútbol, a fijarme en todo lo bueno que puede llegar a ofrecer y a sentir que también hay cosas a las que agarrarse, cuando uno piensa que todo está perdido en este negocio llamado balompié.

Pablo Zabaleta da una sorpresa a Callum Haworth, un pequeño de apenas siete u ocho años y seguidor del Manchester City. El crío cuando ve al jugador argentino, que lo visitó en el hospital cuando pasaba por una dura enfermedad, rompe a llorar y busca los brazos de su madre. Zabaleta lo consuela y charla amigablemente con el crío y sus padres, que no paran de agradecerle su gesto en los malos momentos. Un gesto que sirvió a Callum para tener un punto de fe e ilusión para seguir viviendo y poder ir al campo a ver a su ídolo.

Un emotivo vídeo que me ha hecho recordar también los momentos de ternura vividos el día que Alba Fernández se convirtió en el fichaje estrella del Real Betis. De igual modo que me ha traído las emociones de lo vivido con los jugadores del club y sus encuentros con Miguel Toral, cuando recorría España con una ambulancia para seguir esa pasión llamada Real Betis.

Cada año que cumplo, y ya van bastantes, mis creencias en el fútbol están más cerca de estos momentos que de otros aspectos deleznables que detesto y que me van importando un bledo. Alguien dijo que la vida es esencialmente una cuestión de valores. Me quedo con las que ofrece el fútbol en su mejor versión, como son la ayuda, el apoyo y la solidaridad con aquellos que no lo tienen tan fácil en la vida.

Foto Principal: Kike Hurtado / eldesmarque.com