Reyes Aguilar @oncereyes Ese “Contra todos y contra todo” me identifica y me suena a estar presa de sus trece barras. Es la versión más actual de aquel junco que se dobla pero nunca se quiebra o de esa inderrocable moral a prueba de derrotas, a la que dieron forma ilustres plumas béticas. Cuando Oselito ondeó la bandera del Viva el Betis Manquepierda estaba diciendo lo mismo, en nuestra historia siempre hemos ido contra todos y contra todo, incluidos los fenómenos meteorológicos; calor, frío o lluvia. Un sábado 25 de noviembre de 1961 llovió tanto que Sevilla se despertó siendo circulada por barcas ante la desolación de aquellos que pese a no tener nada, lo habían perdido todo. Cuenta Manolo Rodríguez en sus Historias del Betis, que también ahí estuvo ese contra todo y contra todos, ya que al día siguiente de ese sábado nefasto se disputaba un partido de liga que por ajustes de fecha, no se pudo cambiar, considerando las autoridades que el Villamarín estaba en condiciones de acoger el partido a pesar de que la ciudad estuviese arriada y los sevillanos desolados, prácticamente de luto. Pues bien, contra todo y contra todos, el Betis se vio obligado a jugar ese partido por imposición estamental a pesar de la insistencia de la directiva que apelando a la sensatez, intentó por todos los medios suspender el partido. Pero el terreno de juego no estaba afectado, solo la zona correspondiente a tribuna y los vestuarios y el Betis tuvo que jugar a pesar de los estragos de una catástrofe. Lo hizo a pesar de todo con brazalete negro, en señal de la tragedia que había caído sobre Sevilla. Otro ejemplo similar me lo dejaba Alfonso Jaramillo cuando me contaba que en los difíciles años de tercera, solo se podía apelar a esa inderrocable moral, al junco y al Manquepierda, a ese contra todo y contra todos tan bético ya. Ese Betis que pasaba por la peor época de su existencia para incentivar las arcas recurrió al ingenio; se llegó a alquilar el estadio a un concertista de piano, se organizaron veladas de boxeo y se creó una entrada infantil al precio de una peseta si venía acompañado por un adulto que abonase la suya, iniciativa que se organizó cara a un choque de altura, un Real Betis – Real Jaén. Pero aquel domingo amaneció lloviendo sin remisión y temiendo una escasa afluencia de espectadores, a la directiva se le ocurrió que si Tenorio, ese grandísimo bético que en la gloria esté con Don Alfonso, taponaba las salidas de agua se inundaría el campo y así, se conseguiría suspender el partido aplazándose días después. Y así fue, con una grada a rebosar y  lo más importante, quince mil pesetas de recaudación.

Los béticos siempre hemos estado contra todos y contra todo, el CurroBetis es un ejemplo claro de ir contra la racionalidad; dificultar lo fácil y a la inversa y pese a todo, siempre manquepierda. La lluvia, el calor, las marchas verdes, los kilómetros sin jugar finales, las tortillas, las rifas, los dirigentes nefastos, los goles en contra, los aeropuertos rusos, la mala baba y los malos arbitrajes, siempre estaremos ahí, unidos como balas de cañón contra todo y contra todos porque para eso, somos el Real Betis Balompié.

Foto Principal: Kiko Hurtado / eldesmarque.com