JJ Barquín @barquin_julio Juanmi se ha convertido en el hombre de moda en Heliópolis. Han servido varios buenos partidos del malagueño -con goles incluidos- para que se desate la euforia entre la afición. Todo comenzó en septiembre con los cánticos de la afición tras los dos goles al Celtic de Glasgow, seguido de la ocurrencia de Juan Bustos en la retransmisión del partido del Levante. Tras estos simpáticos episodios, vinieron las bromas en las redes sociales, el nacimiento de una peña y el villancico de navidad cantando ayer en el Villamarín. 

Los béticos estamos disfrutando de un periodo dulce de juego y de resultados, algo impensable hace un año por estas fechas. Y conviene reflexionar sobre la figura de Juanmi y el vendaval desatado en torno a su figura. No me gusta este ambiente complaciente que crece cuando el viento sopla a favor pero que se esconde y huye cuando el éxito se esfuma. Seguramente, esos que ahora elevan a los altares al de Coín, son los mismos que lo ponían a caer de un burro cuando no le salían las cosas. 

Es ahora cuando me vienen a la memoria los comentarios que se vertieron en redes sociales cuando el chaval puso fotos de su cumpleaños. Insultos, menosprecios, injurias, ofensas y todo tipo de improperios tuvo que leer un jugador que no pasaba por su mejor momento a causa de una inoportuna y fastidiosa lesión.

Hablamos de un jugador que había demostrado en la Real Sociedad todo su potencial en la media punta. Juanmi exhibió con creces muchas tardes su movilidad, rapidez y astucia frente al gol. Pero aquí nos hemos envuelto en la bandera de la exigencia y algunos tienen muy larga la lengua y muy rápidos los dedos para escribir estupideces en las redes sociales. Y quien dice Juanmi, dice Alex Moreno o meses antes Guido.

Una afición madura es la que espera a los jugadores como se esperaba a Curro Romero. Es la que se alegra de los éxitos de sus jugadores y sufre con ellos cuando las cosas no salen como todos esperamos. En los últimos años, el Villamarín ha visto algunos ejemplos de jugadores a los que con un poco de paciencia y apoyo incondicional han terminado triunfando como Fabián. Sean prudentes, piensen antes de criticar y confíen en los nuestros. Como dijo la escritora Helen Keller “el optimismo es la fe que conduce al éxito. Nada puede hacerse sin esperanza y confianza”.

Foto Principal: Julio Muñoz / EFE