Pablo Caballero Payán @pablocpayan Llevamos unos días de frenética actualidad en torno a la Junta General de Accionistas del Real Betis Balompié, fechada para el próximo 21 de diciembre en el Palacio de Deportes de San Pablo. La irrupción de una candidatura que pretende desbancar a la actual directiva ha generado un cruce de declaraciones entre unos y otros que promete ir en aumento conforme se vaya acercando la cita de los accionistas béticos. Y en medio de todo este jaleo, el Real Betis, que necesita imperiosamente seguir ganando partidos.

Que surja una alternativa a la gestión de Haro y Catalán es lógico, higiénico y necesario. Desde que ellos dos están al mando del club verdiblanco, solo una temporada de cuatro ha sido exitosa. No tengo en cuenta la media campaña de La Liga 15-16 ni la actual, porque aun está por ver qué resultados obtendrá el equipo y que nota se merece a final de curso. En el período que llevan gobernando las sombras han prevalecido sobre las luces, siempre hablando en el aspecto meramente deportivo del primer equipo. Al margen de este punto, el más importante y vital de la entidad, han realizado cosas muy importantes y de las que el bético, desde mi punto de vista, se puede sentir orgulloso. Pero obviamente, lo que realmente importa y trasciende es la salud del primer equipo y no ha sido muy saludable. Para colmo de males, se les ha venido encima una crisis económica global que está afectando muchísimo la entidad de Heliópolis.

Y ahora un grupo de accionistas importantes presenta, de manera totalmente lícita, una propuesta para mejorar la deriva institucional y deportiva del Real Betis Balompié. Y, ¿en qué consiste dicha propuesta? Pues en que Lorenzo Serra Ferrer sea el encargado de levantar las prestaciones deportivas del primer equipo bético. El balear ha sido un entrenador extraordinario, de los mejores de la historia del club verdiblanco, pero como gestor ha dejado mucho que desear. Participó notablemente en el éxito logrado en la temporada 17/18 y, de igual manera, fue determinante su actuación en la mala planificación del segundo curso con Quique Setién al frente del banquillo del Betis. No podemos elevarlo a los altares cuando se vienen bien dadas y exculpar a Serra cuando se fracasa.

No creo que Serra Ferrer sea la persona indicada para ejercer el cargo de director deportivo en un club como el Real Betis. Como accionista pienso que debería estar, si él lo desea, en el consejo de administración, asesorando y participando en todas las cuestiones deportivas, pero claro, ese es un puesto no remunerado y Lorenzo no lo quiere. No nos engañemos a estas alturas de la película. Él quiere tener la sartén por el mango en todo lo que se refiera a fichajes y traspasos, con la enorme cantidad de dinero que se mueve. Y sinceramente, no confío en él para este cometido. Pregunten por cómo dejó al RCD Mallorca cuando él fue el director deportivo en esa entidad, por no hablar de las extrañas operaciones realizadas por su hijo. Para el Betis quiero más profesionalidad y menos compadreo.

Haro y Catalán han puesto las cosas muy fáciles para que se les haga oposición. Su gestión deportiva ha sido lamentable en la mayoría de las ocasiones y es difícilmente defendible. Pero creo que lo que se propone desde Es posible otro Betis es más de lo mismo, una vuelta al pasado que no traerá nada bueno. Veo su propuesta desfasada, anticuada e innecesaria. Sin saber qué rumbo tomará el Real Betis en esta campaña, generar esta incertidumbre es contraproducente. Otra cosa es lo que pueda y deba suceder dentro de unos meses, ya que si el proyecto que Haro y Catalán han puesto en manos de Cordón y Pellegrini fracasa, el cambio será inevitable, será necesario.

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