JJ Barquín @barquin_julio Debería dejarse de hablar del término chanclas por el bien del club. Desde hace unos días, se viene magreando en demasía un término que no corresponde con la actual situación de equipo. Se podría hablar de chanclas si quedasen tres o cuatro partidos y el Betis estuviera en tierra de nadie. Pero no es el caso. Quedan 42 puntos en juego. Siete partidos en casa y siete fuera. Y con los rivales que vienen, el drama puede estar servido si el entrenador y la plantilla no se ponen el traje de la vergüenza, el trabajo, la responsabilidad y el orgullo, tanto personal como colectivo.

La realidad es más que preocupante. Se está más cerca del descenso que de la lucha por Europa. Y la actitud y el espectáculo ofrecido en Butarque invita a pensar que vamos por muy mal camino. La historia ya nos ha dado más de un susto en este sentido. Y casi siempre fue cuando la plantilla estaba confeccionada para objetivos de altos vuelos. El episodio vivido contra el Leganés es tan indecente como las explicaciones del entrenador en rueda de prensa. Sin ideas, sin carácter, sin un mínimo de dignidad para sacar un feo partido que terminó siendo una propuesta horripilante.

Y lo que es peor, preso de sus recomendaciones de fichajes, Rubi ha cambiado lo que funcionaba demostrando un orgullo que es peor que la cabezonería de alguno. Ha cambiado a Edgar por Guido y a Loren por Borja. Y todo el equipo se le ha caído como una baraja de naipes. Lo visto contra el equipo pepinero ha sido la mejor representación de lo que están siendo este año las disputas lejos de La Palmera. Un partido ganado de 12 disputados fuera. Un fracaso absoluto. Una mediocridad insultante. Un espectáculo desolador. Una vivencia deprimente. Y van…

Muchos hablan de cesar a Rubi. Otros de mantenerlo en el cargo hasta final de temporada. No tengo datos -económicos- suficientes para saber qué es lo mejor en estos momentos. Lo que sí tengo claro es que Haro y/o Catalán deberían salir públicamente a reconocer que el objetivo de Europa está descartado por la clara evidencia del juego y la clasificación. Sería lo sensato para dejar de vender burras e incluso, sin presión, puede que hasta el equipo transformase su actitud, su juego y los resultados. Pero ya les digo que no lo harán porque sería reconocer públicamente que los datos de su gestión deportiva, quitando una temporada, son un absoluto y rotundo fracaso desde que llegaron al Real Betis.

Foto: Diario de Sevilla