JJ Barquín @barquin_julio Lo diré claramente: Adán no es santo de mi devoción. Es un buen portero, con más virtudes que defectos aunque no es un jugador para perder la cabeza. Se podría decir que ha cumplido durante estos años, compaginando grandes intervenciones con fallos clamorosos.

Pero mi poca fe en el madrileño viene motivada por su carácter difícil y conflictivo dentro del vestuario. Me confirman que es un jugador con un ego muy marcado, problemático y que busca continuamente su beneficio antes que el del grupo. Un hedonista en toda regla. Un equipo es un grupo y debe primar el interés común, antes que los egoísmos personales.

Ayer tuvimos un claro ejemplo en la entrevista que le hicieron recién terminado el encuentro de Villareal. En ningún momento Adán asume su error e intenta pasar de puntillas cuando analiza el encuentro. Sus palabras son clarividentes: “A raíz de su primer gol perdimos el control, han generado más ocasiones y después ya nos han hecho el segundo y el tercero y se ha hecho muy complicado”.

Como no hizo comentario alguno al gol de Bacca, la periodista le volvió a preguntar y sus palabras denotan su orgullo: “Es una jugada desafortunada, que pasa cuando asumes riesgos”. Ni una sola referencia a su error, aunque cuando le preguntan por la jugada de Tello, señala que “ha sido una de las jugadas importantes del partido porque nos hubiéramos puesto por delante”. Atizando, que es gerundio.

Debería reflexionar el de Mejorada del Campo sobre su comportamiento frente a los micrófonos para intentar asumir errores, además de apoyar a sus compañeros. Un líder, un capitán asume sus errores y minimiza lo de sus compañeros, asumiendo la responsabilidad y mirando por los intereses del grupo y, sobre todo, del equipo al que representan.

Y todo esto cuando el jugador lleva unos meses con errores importantes, que podrían deberse a estar pensando en otras cosas como su enquistada negociación con la actual directiva. Adán no ha conseguido el super sueldo que pretendía, ni tampoco una oferta real para marcharse y no está ni con confianza ni con la concentración necesaria para un puesto de tanta responsabilidad. Además, el sistema de Setién no le beneficia pues Adán no es un portento con las piernas.

Pero el muchacho parece estar despistado por querer contar más billetes o jugar en un equipo de más categoría que el club que le dio una oportunidad cuando tuvo que emigrar al Cagliari italiano.