JJ Barquín @barquin_julio Ríos de tinta se llevan gastado desde el pasado sábado en las redes sociales. En una tertulia de Cope, Paco González ofreció todo un recital de racismo, desprecio y poca profesionalidad al indicar que “William Carvalho es un caso de discriminación positiva. Si ese chico fuera blanco, estaríamos diciendo todos que es un gordo no profesional”. Vomitivas sus palabras y absurdo el comportamiento de Poli Rincón, el juglar de la cadena eclesial.

Pero no veamos solamente la paja en el ojo ajeno, pues hay muchas vigas en el Villamarín. Durante el último mes, y concretamente, tras la eliminación de la competición europea y la caída copera, los comentarios de muchos béticos han sido, además de escandalosos, cercanos a la inmoralidad. Alrededor de mi localidad o en redes, he escuchado y leído decir casi lo mismo. Con otras palabras, pero con idéntico fondo. Frases como “vaya el gordo paquete éste”, “vaya el negro que nos han colado”, “que tío más lento el portugués éste de mierda”, etc.

Por eso, las críticas vertidas por el eterno periodista -no llegó a terminar la carrera- y su jocoso amigo madridista merecen la reprobación del Betis, del beticismo e, incluso, del mundo del fútbol. Pero también es necesaria una reflexión por parte de muchos béticos. Aficionados que están en su derecho de criticar, pero sabiendo que el respeto es la base del entendimiento entre los seres humanos. No podemos escandalizarnos por unas palabras ajenas, cuando nosotros profesamos el mismo comportamiento, la misma fe en la crítica destructiva, impulsiva y resultadista.

Carvalho, como cualquier profesional, puede tener días malos, pero es un grandísimo jugador. Por lo menos, a mí me lo parece. Y ya lo dije a principios de temporada que había que tener tranquilidad y moita espeçanza con el angoleño. Sus números con el Sporting de Lisboa y con la selección lusa así lo acreditan. Y también grandes partidos con la casaca verdiblanca. Si entran en páginas especializadas de fútbol, lo comparan en valor de mercado con pivotes como Enre Cam (Juventus), Danilo Pereira (Oporto) o Victor Wanyama (Tottemham). Lejos quedan aquellos tiempos de penurias y jugadores voluntariosos, pero sin caché en el mercado. Disfrutemos de lo que tenemos que es muy bueno.

Foto: AS