Reyes Aguilar @oncereyes Las letras béticas se quedan sin uno de sus delanteros referentes, de esos que marcan goles antológicos. Cincuenta años después, cierra la librería Reguera tras correr la banda izquierda del negro sobre blanco en tiempos de bonanza y dificultad, como el propio Betis. Acudí a despedirme de Julio, quien me recibió entre anaqueles medio vacíos pero llenos de historias escritas para ser compartidas, tanto en los libros como en la vida, las mejores páginas de la mía se han escrito en esas calles, donde la niña que fui se asomó a su escaparate para verse ahora como la escritora que se ofrece a través de él, mi vitrina de trofeos particular, mi propia Copa del 35. Y de manos de Julio un sobre, donde se había atesorado por los años, ese Betis de padres a hijos de esfuerzo y orgullo, un título de aportación económica de doscientas pesetas de su padre en 1949 unido a la historia de otro Reguera, defensa de aquel Betis de la época que acabó dándole nombre al estadio de Camas, algo que me emocionó e inspiró para escribirles este artículo como bética, escritora y lectora agradecida. Cincuenta años después, los dos hombres de armas y letras verdes echan el cierre para que otros testigos recojan lo sembrado; cincuenta años de aquel 1973 donde debutaban en el barrio de Santa Catalina los hermanos Reguera como lo hicieran Sebastián Alabanda en Linares, Eduardo Anzarda en el Villamarín ante el Cádiz o José Ramón Esnaola en La Línea contra el Eintracht de Frankfurt. Por el mostrador del Tremendo la cerveza fluía como lo hace la buena literatura mientras la calle se llena, los gatos de los antiguos juzgados maúllan y por la estrechez de la ojiva, se asoma la cofradía romántica del Jueves Santo. Aquel 1973 se retira Luis del Sol mientras en la taberna del 6.40 de la calle Alhóndiga, un bético vecino de la calle Gerona que me leerá desde el cuarto anillo, anuncia que Javier López ha marcado el gol número 600 del Betis ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu tras un córner de Rogelio, eternamente Rogelio. Cincuenta años después, se acaba el partido para este equipo de humanistas béticos, Guillermo y Julio con goleada, y yo me llevo las Soledades de Don Antonio Machado como recuerdo, dejando en la primera página anotado; “último libro comprado en Reguera, un 15 de febrero de 2023, estando el Real Betis Balompié en quinta posición de la tabla”, escrito por supuesto, con tinta verde.