Pablo Caballero Payán A nadie se le escapa que la situación económica del Real Betis Balompié no pasa por su mejor momento. Solo hay que echar la vista unas cuantas semanas atrás y ver lo que ha ocurrido durante el pasado mercado veraniego para entender que el estado financiero de la entidad verdiblanca necesita recuperarse y para eso es primordial acatar decisiones que ayuden a sanear las cuentas del club.

En su comparecencia de principios de este mes el presidente Ángel Haro dio explicaciones de por qué se encuentra el Real Betis en esta situación, analizó el problema con las inscripciones de los futbolistas y dejó una puerta abierta a una posible ampliación de capital que ayudara a las arcas del club que preside. Bienvenidas sean todas aquellas propuestas que aporten beneficio económico para la entidad de Heliópolis, pero siempre que sean transparentes, limpias y que no supongan un riesgo grande de dejar el club en manos indeseables. No hay que ser un erudito en ciencias económicas para darse cuenta que el Real Betis es una institución muy golosa para invertir: tiene una poderosa masa social, está situada entre las más importantes en cuanto a repercusión mediática y en redes sociales, en marketing genera bastante y su proyecto deportivo está dando frutos magníficos y las perspectivas de seguir creciendo son grandes.

Creo que hay muchos atractivos para invertir en el club verdiblanco si se realizara una ampliación de capital. Pero no todo el monte es orégano y hay que ser muy cautelosos con esta opción. Hay que poner medidas que impidan que un accionista o un grupo inversor (me es indiferente que sea extranjero o local) controle la mayoría del accionariado. Creo que el actual reparto de acciones del Betis es una gran ventaja para fiscalizar lo que se hace en el club por parte de los dirigentes. El accionista minoritario tiene mucho poder y está en su mano decantar la balanza en la juntas de accionistas según crea conveniente. Se podría decir que, en ese sentido, la entidad bética es muy democrática y debe seguir siéndolo. No debemos volver al modelo anterior que tanto daño hizo. Se debe intentar que las acciones del club estén lo más repartidas que se pueda. No se si es legal o no poner un tope en la futura y más que previsible ampliación de capital, pero mal se presentaría el panorama si con esta medida si da pie a que llegue alguien con mucho dinero y se haga con las riendas del club al poseer un porcentaje muy grande de acciones.

No hace falta dar nombres, pero debemos tener presente los problemas que están teniendo otras entidades que se encuentran inmersas en guerras de poder entre varios accionistas poderosos o que están bajo el yugo de un capital extranjero que ni siente ni padece y que utiliza el club únicamente para su interés monetario. Confío en que las cosas se hagan con sentido común y que se respete la actual atomización de las acciones del Real Betis Balompié para que el accionista de base siga siendo una pieza clave en el futuro de la entidad. No hay que rechazar la ampliación de capital pero hay que tener en cuenta muchos matices.

Foto Principal: Manuel Gómez / ABC