Pablo Caballero Payán En pocas horas diremos adiós a este año que, en verdiblanco, ha sido tremendamente positivo. Muchas veces las sensaciones no se corresponden con los resultados obtenidos, pero en estos trescientos sesenta y cinco días esas dos cosas han ido fuertemente agarradas de la mano y los augurios venideros, lejos de ser pesimistas, son optimistas porque el devenir del Real Betis Balompié se ha encargado de sumar motivos para ello.

El equipo de Heliópolis ha jugado 52 partidos en tres competiciones distintas, en los que ha logrado 29 victorias (56%), 14 empates (27%) y 9 derrotas (17%) Las estadísticas hablan por sí solas y ante estos datos solo cabe aplaudir hasta que las manos revienten. Pero es que a estos magníficos registros hay que añadirle la imagen ofrecida por los de Pellegrini en la inmensa mayoría de los partidos. Una imagen que ha convertido al Real Betis en un equipo atractivo, reconocible, fiable, competitivo y del que el bético se sienta orgulloso, que se mantiene en pie, que conserva su confianza intacta y que lucha hasta el último suspiro. En pocas palabras: el técnico chileno ha formado un equipo de fútbol.

En un deporte de equipo individualizar puede resultar injusto, pero hay que reconocer que el trabajo de Manuel Pellegrini ha sido clave para el rendimiento del Betis. El ingeniero ha sabido encajar todas las piezas del rompecabezas para que el equipo gane la mayoría de los partidos. Ha recuperado a futbolistas que no habían rendido bien desde su llegada al Villamarín, como por ejemplo Juanmi o Alex Moreno, ha logrado que casi toda la plantilla esté enchufada y que se sientan importantes dándole a cada uno su lugar correspondiente y sacando todo el jugo de cada uno de ellos. Buena muestra de esto son las múltiples rotaciones que ha implementado desde agosto hasta diciembre para que las piernas de los jugadores estén frescas y dispuestas para la batalla. El chileno se ha ganado a pulso el reconocimiento de todos y ha hecho gala de su fama de gran entrenador.

No hay que olvidarse en los buenos momentos de los dirigentes, a los que solo se nombran cuando vienen mal dadas. Su apuesta por Pellegrini y Cordón ha resultado un éxito y es justo reconocerlo. Con muchas razones se ha criticado a Ángel Haro y a José Miguel López Catalán y ahora es momento de agradecerle su buen trabajo. A otro que hay que aplaudirle por su labor es a Antonio Cordón y a todo el equipo de la secretaría técnica. Con no muchos recursos han sabido reforzar al equipo con inteligencia y han confeccionado una plantilla que, en manos del entrenador y sus ayudantes (también hay que acordarse de ellos) está cumpliendo con los objetivos propuestos. Y no nos cabe duda, o al menos yo no las tengo, que si pueden reforzar al equipo en el mercado invernal, lo harán, y que ya están manos a la obra para atar a futbolistas de cara a la próxima temporada para que el crecimiento del equipo no se pare.

Por supuesto todo esto no habría sido posible sin el buen hacer de los futbolistas, que dan la sensación de estar muy unidos y con un gran ambiente en el vestuario, cosa que facilita enormemente el trabajo del cuerpo técnico. Ya hemos nombrado antes a Juanmi y Alex Moreno, pero también hay que darle azúcar a los goles de Borja Iglesias en la segunda vueltas de la temporada pasada, a la calidad infinita de Fekir, al amor propio y buen juego de Canales, a las paradas de Claudio Bravo y Rui Silva, a la recuperación de Marc Bartra y William Carvalho, al oficio de Guido Rodríguez, al trabajo incansable de Willian José, al pundonor de Andrés Guardado, a la eterna figura de Joaquín y a todos y cada uno de los que con su granito de arena han conseguido que el Betis volviera a pasear su escudo por Europa y que haya terminado la primera vuelta en una extraordinaria tercera posición.

Y para terminar, hay que hacer una mención especial a la afición, que ha vuelto a las gradas del Benito Villamarín para disfrutar con su equipo, para vivir tardes como la del pasado doce de diciembre frente a la Real Sociedad, en la que se vivió un ambiente espectacular, o en ese mediodía soleado frente al Levante al son del famoso Oh Juan Miguel. Dijo Pellegrini cuando aun no se podía acudir al estadio que “por cada asiento vacío hay una familia que está detrás de este equipo”. Ahora esas familias están en su sitio o siguen apoyando desde la distancia. Sigamos así, apoyando sin dudarlo y ayudando a que este equipo crezca todavía más. Podemos catalogar a 2021 como el año del despegue del Betis. Ojala que 2022 sea el de la confirmación de un vuelo placentero y exitoso.

Feliz año nuevo y que viva el Real Betis Balompié.

Foto Principal: JULIO MUÑOZ / EFE