JJ Barquín @barquin_julio Había pensado en la figura de Harry el sucio para titular este post, pero hay que respaldar a los héroes españoles, a esos que hicieron de su vida una lucha contra el mal y la búsqueda de la justicia. Aunque he de reconocer que últimamente Juan Bustos me recuerda más al personaje que interpreta el gran Clint Eastwood que al líder militar castellano burgalés.

Dejando a un lado las comparaciones, que siempre son odiosas, el bueno de Juan viene ofreciendo en redes un comportamiento beligerante y combativo con los periodistas que publican comentarios o juicios sobre la actualidad verdiblanca. Ciertamente, no soy nadie para decir lo que tiene que hacer o decir el flamante director de Radio Televisión Betis, pero creo que se equivoca absolutamente al enfrascarse en guerras inútiles en ese lodo inmundo en el que se han convertido las redes sociales.

Es verdad que los emite desde su cuenta personal y que la mayoría de sus acotaciones son en un tono educado, aunque ciertas réplicas han contenido alguna mofa en forma de emoticono. Aun así, su trabajo no debería centrarse en responder a los compañeros de profesión que pululan por el universo digital pues creo que no le toca ni le pega esa función. A no ser que pretenda convertirse en una especie de intrépido justiciero defensor del beticismo.

Entiendo que le supone demasiado coste personal y profesional contestar a los ocho o diez provocadores que bullen por ese universo de la confrontación y el fraccionamiento que son las redes. Unos twitteros que, por cierto, están perfectamente señalados y calados por la inmensa mayoría de aficionados verdiblancos. Desde hace tiempo, sus reflexiones hacen menos daño que el arroz blanco a los béticos y a la institución a la que atacan casi diariamente.

Creo que la misión profesional y como bético de Juan Bustos es ofrecer informaciones, opiniones o reflexiones acerca de la actualidad verdiblanca, tal y como ha venido haciendo -de forma acertada- desde hace años en distintos medios radiofónicos y ahora desde los medios del club. Lo demás es jugar a ser lo que no es y a tomar una bandera que le puede traer más disgustos que satisfacciones, más angustias que alegrías.