Armando Rendón Aguilera @armandoren Ante la situación del bucle continuo que vive el Betis, me ha venido a la cabeza el título de esta canción de un grupo de música que me gusta y cuyo nombre no viene al caso. Nuestro bendito club es de extremos, por ello posiblemente muchas de las cosas buenas que tiene, pero también mucho de las no buenas. En estos días de insatisfacción deportiva generalizada, donde incluso decidimos no martirizarnos ante la pantalla porque al campo no podemos ir, ni yo creo que nos lo planteásemos, salen a la palestra todo tipo de salvadores y advenedizos iluminados que tienen el don de llegar en el peor momento posible a incendiar el momento “Chernobyl” que se vive por Heliópolis.

En el fútbol hay mucho de pasión, de sentimientos, de vivencias, de amor inquebrantable a unos colores, de familia, de vid… y, no se olviden, de pasta, de mucha pasta. Y ahí está la guerra de siempre. Y cuanto más radical es el sentimiento, mayor la ceguera y la falta de objetividad. Aquí importa lo que importa, para unos ganar y para otros… también. Me voy a centrar en algunas cosas que observo estos días y que me dejan absolutamente perplejo como bético de base, ni mejor ni peor que cualquiera, de base y con el único interés de ver a mi equipo cuanto mejor, mejor.

El mundo del futbol es único, peculiar y absolutamente distinto a cualquier otro “sector” empresarial. Se mueve mucho de todo, con poco (los clubes de fútbol son pymes estructuralmente). Y hay que conocer ese intramundo de los federativos de las ligas, de los árbitros, de los representantes, etc. Puedes ser muy buen directivo o empresario, que esta “liga” es otra y tardas en cogerle el tranquillo, sobre todo a lo que de verdad importa, a lo deportivo. Y nuestra directiva actual, no lo ha pillado aun, por muy bien que esté haciendo el resto, que para mi es de diez después del “cortijo” que tuvieron que gestionar. Hay que cambiar, hay que poner fútbol y beticismo en la gestión deportiva, necesitamos miradas como la de Merino, Doblas, Juanito, en el club. Y está claro que, o cambian, o deben dejar el sitio a otros. Pero claro, si los que vienen son los fantasmas del pasado (fantasmas en el buen/mal sentido), los que se apoyan en los “libresdirectos” de tufo irrespirable, los advenedizos “locutores” despedidos, y de discursos “trumperos”, pues échate a temblar.

Si no funcionan los que están, paso al lado y que gestionen otros que tengan valía, honestidad y ganas. Pero sean quien sean, que su principal premisa sea velar por el club, por el Betis, qué de salvadores, ególatras, vendeburras, advenedizos que vienen a sacar tajada, los béticos ya estamos más que cansados. Así que, por favor, seamos racionales y moderados con nuestro futuro, vaya a ser que nos vayamos al lado oscuro y nos vuelvan a endiñar al “DarkOliver” de turno.

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