JJ Barquín @barquin_julio La compra de 2.000 acciones embargadas de Manuel Castaño han puesto en la palestra de la actualidad al exconsejero Caro Ledesma. Estuvo en el consejo de administración hasta el pasado mes de marzo y, como no le dieron bola, decidió abandonar el barco ejecutivo. Él mismo dijo que dejaba de ser consejero “por no estar de acuerdo con la forma de gestionar la entidad”. Un paso atrás, para dar un paso adelante.

Porque después de su intervención en la Cope, Caro Ledesma ha dejado claro que piensa comprar acciones hasta llegar a un 10% y poder optar a presentar “un proyecto de Betis grande”, según sus propias palabras. Caro Ledesma ha comenzado a menear el olivo. Su aparición en los medios le ha servido para hacer ruido, disparar la rumorología y ver la respuesta del espectro de la amplia sociedad bética. Un sondeo sin necesidad de pagar. Inteligente.

Parece lógico que los béticos más pudientes opten a tomar las riendas del club de sus amores. Y es legítimo que cada uno pueda proponer un modelo de club y de institución. Todo lo que sean buenas ideas para el mejor funcionamiento de la sociedad son bienvenidas. Y también es normal que los béticos de base se pongan en guardia para conocer y valorar las intenciones de los futuribles. Es el juego de la democracia accionarial futbolera. Y más después del paso por el Villamarín de un dictador que llegó con pinta de cordero.

En los últimos días, las redes sociales se han encendido en contra de Caro Ledesma. Fundamentalmente por una razón: su compra de acciones a Manuel Castaño. El miedo de muchos es que Ledesma sea el vaso conductor para que el abogado chillón vuelva a intentar presidir el Real Betis. Podría ser una posibilidad, pero me parece muy remota e inverosímil. El tiempo de Castaño ha pasado en la institución.

Y esa venta de acciones no quiere decir nada. No hace mucho, Josemi Catalán compró 4.100 acciones a Rufino González, mano derecha del inquisidor Manuel Ruiz de Lopera y nadie se echó las manos a la cabeza. No seamos más papistas que el Papa. Es recomendable recordar para no olvidar. Pero recordémoslo todo.

Foto: El Correo A.