JJ Barquín @barquin_julio Semana de post-derbi y semana de felicidad. Felicidad por los tres puntos conseguidos; por la imagen y el carácter del equipo; por la alegría regalada a la afición; por los gestores y, por último, por los jugadores y el cuerpo técnico. Todos nos merecíamos este cambio de tendencia después de tantos años de penurias, decepciones y humillaciones. El Betis siempre ha sido grande fuera del campo. Ahora también lo es sobre el césped.

Pero también ha sido una semana de lectura de infinidad de comentarios, opiniones, juicios, sentencias y pareceres de ambas aficiones. Y ha sido semana de escuchar o leer miles de estupicedes, necedades, insultos y barbaridades, sobre todo, procedentes de la parte llorona de la batalla librada en Heliópolis. El resultado y la jugada de la expulsión han servido para sacar mucha bilis escondida y para demostrar todo lo malo que contiene el ser humano dentro de sus entrañas.

Unas opiniones que al ser recibidas retuercen los sentimientos y provocan reacciones pasionales que suelen llevar a más odio y enfrentamiento. Pero ese tiempo de la réplica o la objeción se ha terminado para quien les escribe. He de reconocer que antes también tenía ese comportamiento contestatario, belicista e incluso de inquina al eterno rival. Ahora me resbala todo y solamente me preocupa lo que pasa en el Villamarín.

Y esa transformación ha sido posible gracias a los consejos y reflexiones de un tipo peculiar y especial que tuve la oportunidad de conocer en una comida del Foro Béticos en la Cartuja. Un tipo con mucha personalidad, que ha vivido muchas experiencias personales y profesionales, que disfruta de cada momento de la vida y que transmite sapiencia en cada conversación. Un filósofo de la vida que cuando le reproché el tweet de Adán en apoyo a Sergio Rico, me cambió mis percepciones con su respuesta.

Una respuesta de bondad, de hacer y desear el bien, de no mirar al otro sino de tomar decisiones sin importar el qué dirán los demás, en pensar en nosotros sin compararnos con el resto, en saber que somos muy grandes por sí solos. Una respuesta que invitaba a dejar el odio y a buscar la esperanza, la alegría, la confianza y la ilusión de un presente prometedor y un futuro mejor.

Gracias Jon por mostrarme el camino. Como bien decías el otro día en Twitter: Before I Die….I want to be happy.