JJ Barquín @barquin_julio Mañana se cumple un año de la presentación en rueda de prensa de Lorenzo Serra Ferrer. El mallorquín comparecía en el Villamarín acompañado de Ángel Haro, López Catalán y del que era, por aquel entonces, director deportivo, Miguel Torrecilla. Serra era presentado como vicepresidente deportivo y venía para apagar los fuegos de otro proyecto que hacía aguas, además de convertirse en el revulsivo de la candidatura “Ahora Betis Ahora”. Por mucho que dijese Ángel Haro en la rueda de prensa, Serra era la gran baza para poder dar un golpe al mentón de Rafael Salas y su candidatura de postureo. Era la baza para volver a ilusionar a un beticismo que llevaba demasiados años de penurias, desengaños y decepciones.

Tras un año y muchos acontecimientos vividos, tengo que reconocer que me equivoqué totalmente en mi predicción. Dicen que es de sabios rectificar. Ni mucho menos llego a ese estatus, pero sí me enseñaron a reconocer mis errores. Admitir la culpa con humildad y con ganas de aprender para la próxima vez, es la mejor manera de asumir la propia falta. En los tiempos que corren, es un ejercicio de valentía más que de sabiduría. Es más, en este caso, hasta me alegra haberme equivocado al pensar que el regreso de Serra era otro error más en la historia de nuestro club. Y más viendo los últimos años de Serra en el Mallorca.

Hace un año, vi la llegada de Serra como una vuelta atrás, como un déja vu, como la típica decisión de un club que no mira hacía adelante, sino que siempre está envuelto en la melancolía que provocan los buenos tiempos pasados. La Saudade verdiblanca, que la llamo yo. Ese sentimiento reprimido de saber que aquello que se extraña, aquello que se siente, lo que se disfrutó, quizás nunca más volverá. De hecho, algunas veces he pensado que el escritor Francisco Manuel de Melo, si se reencarnara, sería otro bético más pues explicó la saudade como “ese bien que se padece y ese mal que se disfruta”. Un sentimiento muy cercano al beticismo y al manquepierda.

Pero la vuelta del hijo pródigo ha servido para confirmar que hay personas que están hechas para un club y el club está hecho para la persona. Hay infinidad de ejemplos que corroboran esa vieja teoría. Serra es uno de los mejores para ilustrar lo que digo. Su paso por Mallorca o Barcelona no fue tan brillante como sus etapas en el Real Betis, tanto como entrenador como ahora de director deportivo.

Me equivoqué totalmente. Serra ha vuelto para triunfar como ya lo hiciera como entrenador. Serra ha vuelto para demostrar que es un tipo serio, profesional, listo, audaz, competitivo, con las ideas muy claras, que sabe de fútbol y que quiere lo mejor para el Real Betis. Y creo que su máxima virtud es esa, la de ser muy bético y querer, como queremos todos, lo mejor para nuestro Betis del alma. Podrá errar, pero lo hará como lo haríamos cualquiera de nosotros, ambicionando lo máximo para la institución. Por todo ello, mis sinceras disculpas, Don Lorenzo.