JJ Barquín  @barquin_julio

Soy un ferviente defensor de la cantera. Disfruto cada vez que sube un chaval al primer equipo. Estoy influenciado por lo sentido en mis muchos años de vacaciones y charlas futbolísticas con mi amigo Fermín en Navarra, además de por la sangre norteña que corre por mis venas. Por esas tierras, la cantera es un orgullo, algo propio, un sello de identidad y por eso se defiende con uñas y dientes, con más ahínco y fortaleza que por estos lares. Seguramente aquí se trabajan las categorías inferiores igual o mejor -por no hablar de la calidad de nuestra gente- pero el apoyo y calor que reciben es muy distinto.

Por arriba se apoya, no se encumbra y se aguanta y perdona a partes iguales. Por aquí, en el primer partido elevamos a los altares al chaval y al cuarto partido lo queremos desterrar a Siberia. El último ejemplo, Fabián. No tenemos paciencia, y si la tenemos, es para un apellido que termina en consonantes imposibles. En el Betis la situación se lleva al extremo, como todo lo que pasa en este bendito club. Somos apasionados, nos ilusionamos con muy poco pero igual de rápido caemos en la más absoluta depresión.

Siempre cuento como ejemplo que la afición del Athletic de Bilbao “aguantó” a uno de los peores delanteros que recuerdo -Endika- pero les ganó una Copa del Rey en aquella final de karate más que de fútbol contra el Barca de Maradona. Debemos cambiar esa práctica común en el Villamarín sobre nuestros cachorros y defenderlos con uñas y dientes para que se sientan queridos. Para un debutante es esencial la confianza, que no lo tiemblen las piernas y que se atreva a intentarlo. Y siempre será más fácil con el apoyo de su gente, sin ese rum rum que se produce cada vez que falla.

Esta semana ha sido de mucha alegría para quien les escribe por el debut del joven José Carlos, un chaval de Paradas que en sus dos partidos ha cumplido con creces frente a rivales complicados. Trae un currículo magnífico (Internacional Sub-19) pero ahora debe madurar en una división que es tremendamente exigente. Apoyemos, aplaudamos cuando la pierda, que el chaval note nuestro aliento, que sepa que estamos con él, que sienta que lo cuidamos como si fuera nuestro hijo. Y cuando hagamos eso, pensemos que nuestra última época dorada, coincidió con nombres tan foráneos como Doblas, Melli, Rivas, Varela, Arzu, Cañas, Joaquín, Juanito, Dani……..