Pablo Caballero Payán @pablocpayan Una de las pocas cosas positivas que saco de estos meses de confinamiento es la de aprender a valorar lo verdaderamente importante, tanto en relaciones personales y familiares como en tus aficiones y otros asuntos que estaban presentes en tu vida cotidiana. Una de las cosas que no he echado de menos ha sido el fútbol. Pero al Real Betis Balompié lo he echado en falta. A estas alturas de la película tengo muy claro que son cosas muy distintas.

Hay muchos aficionados que estaban como locos por poder ver un partido de fútbol en la tele y algunos celebraron la vuelta de la Bundesliga. Es plausible y entendible ese interés. Sin embargo, me aburre sobremanera todo lo que no tenga que ver con el club verdiblanco. Esta apatía y aburrimiento se ha agudizado en las últimas semanas viendo cómo se las gastan Tebas y Rubiales. No soy ingenuo: el fútbol español es el negocio de ambos pero permítanme que no entre al trapo que ellos continuamente muestran para que embistamos. Suscribo de cabo a rabo todo lo que mi compañero JJ Barquín escribió el pasado lunes y no hace falta dar más explicaciones.

No obstante, siento un inmenso vacío si pienso en el Real Betis Balompié. Tengo unas ganas enormes de volver a quedar con los amigos antes de los partidos para seguir el mismo ritual fraguado desde hace muchos años: la cerveza de la previa, la charla sobre el partido que vamos a jugar, la discusión sobre alineación, la opinión sobre la marcha de la temporada… Los mismos temas en el mismo sitio y con la misma gente pero siempre distinto, siempre agradable, siempre enriquecedor. El mismo paseo hacia el estadio parándonos a comprar pipas y agua, la aceleración del pulso cuando vas subiendo las escaleras que te llevan a tu asiento y la alegría que te produce ver el verde césped del Villamarín.

Soy consiente que todo eso tardará mucho en volver a producirse. Sé que esas benditas sensaciones tardarán en llegar. Hasta que todo eso vuelva a ocurrir pasará un tiempo que se hará eterno. Pero también entiendo que es necesario, que es fundamental que tengamos que renunciar a ciertas cosas que nos llenan y que necesitamos por el bien de todos. La espera, larga como ya he dicho, servirá para que cuando se produzca el ansiando encuentro sea igual que siempre.

Foto Principal: @MemoriadelBetis