Armando Rendón @armandoren Las ilusiones en esta Sevilla en verde siempre tienden a florecer cada verano, no en primavera, porque así va en el ADN del bético, pase lo que pase, sea lo que sea. En la temporada pasada, tras un primer año de sobresaliente de Quique Setién y del equipo, la ilusión a principios de temporada tornó en euforia, con ciertos grados de realismo ante lo que se había alcanzado la temporada anterior (jugar muy bien al futbol, alcanzar puestos de competición europea, revalorizar de forma exponencial la plantilla, quedar por encima del eterno rival, etc.). En la pretemporada 2018-2019 tras los fichajes, la explosión de la gente joven, el extraordinario caso de Joaquín y su mimetización con Benjamin Button, etc. hicieron que la alegría que se percibía se disparase. Luego, ya sabemos todos lo que pasó y como se diluyó el efecto Setién (lamentablemente, para este que les escribe).

Y aunque las sensaciones que de momento está trasladando la puesta en escena del nuevo cuerpo técnico y la plantilla en los partidos que llevamos de pretemporada dejan muchas dudas, y a pesar de que ese buen rollo que se percibía el pasado año entre plantilla y cuerpo técnico no parece tan evidente, desde el Club (a pesar de la salida de entrenador, del director deportivo, del entrenador del segundo equipo) se siguen haciendo las cosas bien. Se han hecho buenas gestiones de entrada de jugadores y de salidas hasta el momento. Se sigue trabajando en el crecimiento como Entidad con las distintas secciones, la Fundación, la modernización de las instalaciones, la nueva ciudad deportiva, la profesionalización de la organización interna, etc.

Y esta última creo que debería ser la mejor noticia para el bético. Mas allá de las normales discrepancias o críticas sobre los movimientos del mercado, las salidas dentro del cuerpo técnico, la estabilidad y el cumplimiento de la línea estratégica marcada, siguen su senda sin dudas ni errores de bulto. Tras el partido disputado en Marruecos, las dudas sobre el nuevo cuerpo técnico empiezan a ser ya algo preocupantes, especialmente por la pérdida de estilo, la escasa personalidad del equipo en el campo y la alarmante falta de gol.

A este que les escribe, de momento no le está ilusionando especialmente la apuesta de Rubi sobre el campo, más allá de la falta de ritmo y del compromiso grupal con el nuevo “estilo” de juego. Y ya sabemos, que, si sólo se apuesta por lo práctico, sólo te salvan los resultados y hasta el momento, ni eso se ha salvado. Así que, de momento, la ilusión sigue puesta en los gestores, que siguen haciendo cosas orientadas al crecimiento y bien enfocadas, aunque en este mundo del presente, de la inmediatez, del para ya, no olvidemos que lo que al respetable normalmente le interesa es el cortoplacismo del resultado y en eso andamos. No hay respiro ni paciencia en esto del fútbol.