Reyes Aguilar @oncereyes Con Setién ocurren acordes y desconciertos. La relación amor y desamor de la grada con el cántabro es más que latente en las últimas jornadas, donde cuatro victorias en dieciocho partidos han despertado los fantasmas en una parte de la afición que ayer, ya se empezó a fijar en su banquillo. Si tras el doloroso fracaso ante el Stade Rennais el «Quique, vete ya» fue una intención, tras el segundo gol del Getafe, la afición se pronunció casi al unísono. La desilusión en Valencia, el fracaso en Europa, y el repetido argumento sobre la paciencia y el tiempo y el incesante “el Betis es así” convirtieron el amago en eco.

Y personalmente y como parte de esa afición, me dolieron los gritos destinados a quien considero uno de los ejes del crecimiento en ciernes que el Real Betis experimenta (y hablo en tercera persona del presente de indicativo del verbo experimentar) desde que se instauró la paz institucional unida a la llegada de Serra. Con él llegamos a alcanzar las semifinales de Copa, superar la fase de grupos de la Europa League eliminando al Milán y estar cerca de la sexta plaza cuando aún quedan doce jornadas. Gritar a los cuatro vientos helipolitanos la destitución del entrenador a mi parecer, es un error, pero entiendo que sea la decepción del aficionado bético la que hable, tras las tres desilusiones que se ha llevado en poco más de una semana. En la fidelidad, la lealtad y el beticismo de cada uno no está reñido el no poder mostrar disconformidad cuando últimamente solo oímos que no recordamos que “el Betis es así” y así, no es. El argumento no existe cuando se trata de justificar lo ocurrido mirando hacia atrás, el Real Betis debe quitarse de una vez el sanbenito de que siempre ha sido así para de una vez, crecer.

Pero habló la afición que es soberana, y ante ella, no caben justificaciones. Habló la misma que le anima sea, esté, donde, como y cuando sea, la que no deja nunca solo a su equipo pero que ya está cansada de conformismo y de excusas, porque solo quiere ver a un Betis campeón. El discurso de Quique Setién y su falta de autocrítica, sus planteamientos técnicos, los cambios tardíos o erróneos y las lecturas que hace, ya empieza a perder fieles mientras se nos van escapando las finales, los partidos y los puntos, es por ello que entienda los pitos a Setién; sería inconcebible que una afición tan pasional como la nuestra no mostrase su enfado tras dos eliminaciones consecutivas y una derrota en casa ante el Getafe, ya que muchos fuimos a al Villamarín con las ganas de quitarnos el mal sabor de boca de la frustración y la decepción por las eliminaciones, pero pedir la destitución del entrenador es algo que, sencillamente, no comparto.

Setién es pieza clave en el proyecto liderado por el triunvirato Haro, Catalán y Lorenzo Serra, cuya única finalidad es instalar al Real Betis donde merece estar y el mister no ha engañado a nadie; vino con la idea fija de hacer jugar al Real Betis a su manera y en su primer año lo dejó sexto y ahora roza, le pese a quien le pese, la misma plaza tras disfrutar una semifinal de Copa que hace años que en el club no se recordaba, pudiendo aún meterlo de nuevo en Europa, incluso en la Champions. Es por ello que en mi amor / desamor con Setién echo el balón al suelo, nunca mejor dicho, esperando al final de temporada para hacer balance. Hagamos memoria y levantemos la mano los que en verano hubiésemos firmado llegar a una semifinal de Copa y caer en los dieciseisavos de la Europa League, cuando verdaderamente, el Betis no era así …