JJ Barquín @barquin_julio Muchas reflexiones revolotean en la mente de todos los béticos tras el paso del Barsa por el Estadio Benito Villamarín. Es complicado sacar conclusiones, cuando el rival es el equipo más en forma del planeta. Pero creo que para la mayoría de aficionados, el Betis es un equipo desequilibrado. No es el curroBetis. Eso era otra cosa.

Este equipo es capaz de hacer lo mejor y lo peor en el mismo partido (Valencia y San Sebastián). Y es capaz de hacer ridículos colosales (Eibar, Cádiz o Las Palmas) y de marcarse partidos excelentes (Madrid y Sevilla). No sabemos si es la apuesta defensiva/ofensiva no la asimilan los jugadores; si es que la gasolina se acaba en las segundas partes; si la mentalidad es quebradiza o es que el equipo no está trabajado correctamente, pero los béticos estamos desconcertados. La apuesta de Setién es arriesgada y, en algunos partidos, llega a ser temeraria ya que frente a determinados equipos jugar tan alegremente puede ser como hacerse un harakiri futbolístico.

Sea como fuere, el cántabro debería tener un concepto más maleable de su apuesta futbolística pues eso de “voy a muerte con mi sistema”, visto desde fuera, lo transforma en un técnico con una personalidad insolente y arrogante. Y uno piensa que no es así. No recuerdo el nombre del entrenador decía que dentro de un partido hay varios subpartidos y que el equipo que sepa leer mejor esos partidos dentro del mismo partido, casi siempre se alzaba ganador.

Eso es lo que pensamos muchos de los que vamos desde septiembre al Villamarín. Que dentro de un partido pasan muchas cosas y que hay que saber leer esos momentos para poder adaptarse al partido. No todo puede ser toque y pases al límite, cuando se pueden eliminar riesgos dando un patadón. No todo puede ser juego limpio los 90 minutos, cuando se puede dar alguna que otra patada. No todo puede ser juego elaborado, cuando se puede jugar más directo.

Creo que era Stephane Peter Hansen, un Dios en la carrera más dura del mundo, quien decía que para ganar el Dakar “no hay que ser el más rápido, sino ser el que menos errores comete”. Podría pensar Setién que no siempre gana el que más bonito lo hace, sino quien juega con más inteligencia durante los 90 minutos y según quien está enfrente. Y si no cambia, habrá que recomendar a Serra que traiga buenos delanteros y no defensas como pide todo el mundo, porque parece que al cántabro no le preocupa trabajar el sistema defensivo o encajar 5 cada cierto tiempo.