Pablo Caballero Payán @pablocpayan Tras la celebración de la Junta General Ordinaria de accionistas de anoche, el Real Betis Balompié pondrá a la venta las acciones adquiridas tras el pacto con Lopera y Oliver con el fin de que dichas acciones estén muy repartidas y no haya grandes paquetes accionariales que puedan controlar el club a sus anchas.

Todo esto es muy bonito pero hay que esperar acontecimientos. Habrá que observar y comprobar cómo se lleva a cabo el proceso de venta y cuál es el éxito y la repercusión que tiene entre la afición bética. Personalmente creo que el bético que pueda, y espero que sean muchos, responderá positivamente y el sueño de que el Betis sea de los béticos se haga realidad. Pero repito: hay que esperar acontecimientos.

Porque de lo que está por venir se puede opinar y prever pero jamás será una ciencia exacta. No sabemos qué va a ocurrir y de la manera que ocurrirá. De lo que si podemos hacernos ya una idea bastante clara, o al menos yo me la hago, es la irresponsabilidad e infantilismo del grupo liderado por Hugo Galera.

“Béticos por el Villamarín” ha actuado como el niño pequeño que coge una rabieta porque no se juega a lo que él quiere. Habrían tenido mucha más credibilidad y altura de miras si hubieran acudido a la Junta a presentar sus quejas, su disconformidad y sus argumentos para ello, de manera constructiva. Es evidente que su postura era la de intentar boicotear las medidas que se querían adoptar intentando que no hubiera el quórum necesario.

El Consejo de Administración del Real Betis necesita que existan accionistas que le aprieten las clavijas y le exijan una gestión del club ejemplar y eficaz. Pero esta oposición hay que hacerla de otra manera más coherente, inteligente y sensata. Si se actúa movido por el resentimiento, los celos y se espera a que haya carroña para tirarse a ella como buitres hambrientos, el futuro del Betis seguirá siendo ruinoso.

FOTO: Juan Carlos Muñoz (DIARIO DE SEVILLA)