JJ Barquín @barquin_julio El título de este post es mi receta particular y urgente que debe imponerse a este Betis enfermo de locura y desequilibrio. Es el remedio más adecuado para que el año que viene el Villamarín no sean un solar. Ahora que se está acabando el estadio y que se ampliará en capacidad, los que dirigen están haciendo la mejor campaña de despoblación verdiblanca que se recuerda por Heliópolis.

Permanezcan callados. Ni aparezcan por la sala de prensa. No comenten la actualidad. Sean testigos mudos de la vida y trayectoria del club. No nos hacen falta sus declaraciones. Para escuchar estupideces, siempre hay tiempo. No nos tomen por idiotas. No nos tomen el pelo. Hace poco un consejero atizaba y menospreciaba a Zozulia. Hace una semana el vicepresidente vendía más humo que los altos hornos de Vizcaya. Ahora el director deportivo da más importancia a las sensaciones que a la cruda realidad del equipo. Torrecilla es el Groucho Max del Betis. Si la cosa va viento en popa, la medalla es suya. Si la cosa va como va, las sensaciones son lo importante. Estos son mis principios, si no le gustan tengo otros.

Es fácil hablar de sensaciones en una liga con tres equipos horrendos, porque de haber más igualdad a más de uno le temblarían las piernas al ver este equipo. Por eso, ganen, ganen y ganen. Y cuánto ante mejor para nadar en la absoluta tranquilidad. Es a lo que aspira este equipo. Para eso se les paga y para eso son profesionales. No queremos más excusas. Dejen la piel en cada partido y honren la camiseta que llevan sobre sus hombros. Y hagan lo mismo contra los grandes que contra los más pequeños, que ya les vamos conociendo.

Pasadas ya bastantes horas, sigue costando digerir la comparecencia de postureo fino y palabras vacías que ofreció ayer Torrecilla. Y más costará digerirlas si de aquí a final de temporada los resultados no son buenos. Por el momento, el año pasado en la misma jornada (27) teníamos 3 puntos más. Esa es la realidad pero también es verdad que las sensaciones son otras.