Pablo Caballero Payán No, no voy a escribir sobre la maravillosa canción compuesta Silvio Rodríguez. Me encantaría porque admiro al cantautor cubano y porque el asunto que hoy me lleva a publicar este artículo es un tema que me cansa y me aburre sobremanera, pero de vez en cuando hay que hacer de tripas corazón y malgastar parte del tiempo en personajes que no dan más de sí.

Todo este asunto tiene como origen un videoblog del prestigioso portal Muchodeporte (perdón por el sarcasmo) en el que el gran Paco Cepeda (nuevamente pido disculpas por el mismo motivo), siguiendo su habitual línea de criticar absolutamente todo lo que huela a verdiblanco, intentaba desprestigiar e infravalorar las cualidades futbolísticas de Vito Roque. Para ese cometido utilizó como arma arrojadiza el bajo nivel de los futbolistas que disputaron la Final de la Copa Libertadores de 2022, en la que el equipo del nuevo fichaje del Real Betis quedó subcampeón al caer derrotado por 1-0 frente al Flamengo. El afamado periodista (otra vez, si, otra vez) invitaba a ver la nómina de jugadores que disputaron ese partido para ver si había alguno conocido. A bote pronto, me salen los siguientes: David Luiz, Filipe Luis, Giorgian de Arrascaeta, Gabriel, Pedro, Diego Alves, Arturo Vidal, Vitinho y Fernandinho. He obviado a Abner Vinicius por motivos evidentes.

Hay tres opciones en este asunto. La primera es que Cepeda, intencionadamente, lance este tipo de mensajes falaces. Es una práctica muy habitual en el actual periodismo y en otros ámbitos como la política. Se trata de decir falsedades y mentiras siendo plenamente consciente de que habrá mucha gente que no va a contrastar esa información y se la va a creer a pies juntillas. Es una opción deleznable porque mancilla y prostituye el código deontológico que cualquier comunicador debería llevar por bandera, que no es otro que el de contar verdades y no engañar al personal. Y la segunda opción, preocupante también, es que el periodista alardee de su necedad sin complejo alguno, que no le importe mostrarse como un indocumentado y que no le de rubor exhibir su nula profesionalidad. La tercera opción es una mezcla de la primera y la segunda, que personalmente es la que más me convence y con la que peor parado sale el protagonista de esta historia.

Pedir a estas alturas que ciertos personajes de la prensa sevillana realicen críticas constructivas, respetuosas y bien fundamentadas cuando quieran opinar sobre cualquier cosa que ataña al Real Betis Balompié es pedir demasiado. Muchos han entrado en una espiral tóxica de la que no van a salir porque les renta profesionalmente. Así de penosa es su realidad. Ah, y no crean que se me ha pasado por alto la polémica que este tema ha tenido en la red social X con Julio Maldonado “Maldini” y el posterior artículo (cínico, hipócrita y falso) de respuesta que Paco Cepeda le ha dedicado. Intencionadamente lo he apartado porque eso forma parte del circo y la farándula y no me interesa.