Pablo Caballero Payán Pronto se cumplirá el primer mes de trabajo del nuevo Betis de esta temporada y, a escasas dos semanas para el debut liguero, la sensación que se palpa en el beticismo es que hay mucho trabajo por hacer, bastantes asuntos pendientes que deben empezar a clarificarse cuanto antes, para que todo fluya de la manera deseada y no haya que lamentarse a posteriori de no haber hecho los deberes a tiempo.

La gira por los Estados Unidos se ha saldado con dos derrotas ante el Liverpool FC y el Manchester United. Estos resultados no deben hacer saltar las alarmas porque se tratan de equipos superiores al Real Betis y la imagen ofrecida por el conjunto de Manuel Pellegrini ha sido más que aceptable a pesar de los dos marcadores adversos por la mínima. Lo que sí es para preocuparse (ojo, el mercado no cierra hasta final de mes) es la falta de efectivos en determinadas zonas del campo. A bote pronto, hace falta un central, por mucho que Mendy esté cuajando una pretemporada muy interesante; un mediocentro defensivo que cubra el hueco dejado por Guido Rodríguez también se antoja fundamental; y arriba hace falta un delantero centro de verdad, específico. La zona de creación, de mediapuntas y las bandas de ataque creo que están bien cubiertas, aunque todo es mejorable y si se producen ventas en esos puestos habría que buscar sustitutos. Obvio el segundo (o primer) lateral izquierdo porque parece evidente la llegada de Ricardo Rodríguez que, dicho sea de paso, me parece una incorporación muy buena.

Debe ponerse las pilas la dirección deportiva para abordar estos asuntos pendientes que conviertan al quinto proyecto de Manuel Pellegrini en un plan fiable y de garantías. Hay mimbres para que sea así, pero una vueltecita de tuerca al nivel de exigencia vendría de perlas para seguir creciendo en rendimiento y resultados. La confianza sigue intacta, pero dormirse en los laureles no es una opción.