Pablo Caballero Payán Muchas cosas han ocurrido en el Real Betis Balompié (y en la vida en general) desde aquel verano de 2019 en el que club verdiblanco sorprendió a propios y extraños anunciando el fichaje de Nabil Fekir, que tan solo un año atrás se había proclamado campeón del mundo con la selección francesa. El francés fue la apuesta principal para una plantilla que asumía la marcha de uno de sus referentes en la campaña anterior: Giovani Lo Celso.

Coincidieron los dos futbolistas en algunos de los entrenamientos de la pretemporada a las ordenes de Rubi, pero pronto el argentino partió hacia Londres para enrolarse en las filas de Tottenham Hotspur. Cinco años después la historia se ha repetido a la inversa: Lo Celso regresa a Heliópolis para cubrir el hueco dejado por Nabil Fekir. En ese lustro que el rosarino ha estado lejos de la órbita bética, el lionés se ha encargado de dejar una huella imborrable en el beticismo por su entrega siempre infatigable, por asumir los galones sin temblarle el pulso, por echarse el equipo a sus espaldas cuando lo necesitó, por soportar patadas y provocaciones de los rivales que, dicho sea de paso, alguna vez que otra no supo gestionar de la manera más adecuada, pero todo el mundo tiene un límite. Por estas cosas y por muchos detalles de calidad, Nabil Fekir forma parte de ese grupo selecto de futbolistas que han defendido la camiseta verdiblanca y que permanecerán siempre en la mente y los corazones de los béticos. Golazos de todos los colores, regates, fintas, asistencias de lujo y un sinfín de jugadas de calidad que han deleitado a todos.

El francés fue una pieza fundamental en esa plantilla que logró tocar el cielo en el estadio de La Cartuja en 2022. Esa Copa del Rey se empezó a ganar desde el córner de Gol Sur, desde donde Fekir logró empatar el derbi copero con un gol olímpico memorable. Todo se torció en Elche con una inoportuna grave lesión de rodilla que le ha impedido volver a rendir al excelente nivel que demostró anteriormente. Aun así, ha seguido contando para Pellegrini y su rendimiento, lejos de la espectacularidad exhibida tantas y tantas veces, fue creciendo hasta llegar a ser más que aceptable. Con treinta y un años recién cumplidos, le ha llegado la hora de hacer las maletas y provocar con su adiós una ola de agradecimiento, admiración y nostalgia a partes iguales. Su marcha le permite al Real Betis equilibrar el balance de sueldos al ahorrarse su gran ficha y realizar una incorporación de categoría, que deportivamente opino que le da más equilibrio al juego del equipo y que le otorga a su sustituto, Giovani Lo Celso, reanudar el idilio que mantuvo con la afición bética en la única temporada que estuvo por aquí.

Lo único que se puede hacer es darle las gracias a Nabirl Fekir por todo lo que ha supuesto para el crecimiento deportivo del club. Ha sido un referente y su carisma y calidad jamás la vamos a olvidar. Eternamente agradecidos al Mago de Lyon e ilusionados con la nueva temporada que se presenta por delante. A trabajar y a disfrutar.