Pablo Caballero Payán Se marcha cedido Borja Iglesias al RC Celta y su salida del Real Betis Balompié ha provocado reacciones de todo tipo en las cuentas oficiales que la entidad de Heliópolis tiene en las distintas redes sociales. Lamentablemente, ya no sorprende la cantidad de insultos y faltas de respeto en los comentarios escritos.

Al delantero gallego se le puede criticar por su horrible mala temporada, en el que su rendimiento deportivo, tantos en el Betis como en el Bayer Leverkusen, ha sido nefasto. Borja ha obtenido, individualmente, sus peores números desde que es profesional y siempre ha dado la sensación de estar bloqueado tanto mental como físicamente. Todo esto, unido a sus posicionamientos políticos, sociales y personales, han servido a los cobardes de siempre para atizar sin piedad y sin educación al Panda. Esconderse, en la mayoría de los casos, detrás de nombres anónimos solo hace incrementar el hastío que provoca este tipo de situaciones. Insisto: la crítica a su rendimiento deportivo es entendible y necesaria, pero a Borja Iglesias se le atiza por los motivos que Héctor Bellerín denunció en una entrevista realizada en febrero de este año. El lateral catalán estuvo certero al afirmar que “a los futbolistas solo les dicen que se centren en el fútbol cuando hacen algo que no es demasiado masculino”

Entre ese runrún injusto y que Manuel Pellegrini ha demostrado haber perdido la confianza en el gallego, la mejor solución es que se marche a otro club en el que pueda volver a coger la confianza necesaria y demostrar su valía. Económicamente al Betis le habría venido mejor un traspaso que una simple cesión sin opción de compra, pero al menos se quita de encima una de los sueldos más importantes de la plantilla. Personalmente, deseo que en Vigo vuelva a verse la mejor versión de Borja Iglesias, esa que le llevó a la selección española y a ser una pieza fundamental en las tres primeras temporadas en las que estuvo bajo las órdenes del técnico chileno. No podemos olvidar esa mágica noche bajo la niebla en la que se acabó su mala racha goleadora. Ni la célebre temporada 21-22, donde sus goles llevaron al equipo verdiblanco a una magnífica quinta posición y, sobre todo, a lograr el título copero. Es imposible no recordar su golazo en Vallecas o el empate frente al Rayo en el último minuto que sirvió para certificar el pase a una final en la que fue elegido MVP, logrando el tanto verdiblanco.

Borja, si lees esto, que sepas que los béticos de bien, los que respetamos a los jugadores que han sido leyenda de este club y que nos han hecho alcanzar la gloria deportiva, siempre te estaremos agradecidos y te desearemos lo mejor. Que seas muy feliz en tu tierra y que, si esta es una despedida definitiva, que no te quepa duda que siempre te recordemos con cariño y alegría.