Athletic Club de Bilbao 0 – Real Betis Balompié 1 (Willian José)

Pablo Caballero Payán Trascendental victoria del Real Betis en Bilbao tras un partido intenso, vibrante y competitivo, donde cuajó una buena primera parte y una segunda en la que hizo una demostración de resistencia al sufrimiento digna de elogiar. A falta de cinco jornadas para la finalización de La Liga los verdiblancos son sextos, tienen al quinto clasificado a dos puntos y mantiene una renta de cinco puntos con sus inmediatos perseguidores.

Se presentó el equipo de Pellegrini en San Mamés con un solo central de la primera plantilla disponible y con la necesidad de volver a la senda del triunfo para no complicarse la vida más de la cuenta en el tramo final de la temporada. Y lo hacía ante el rival que le perseguía en la tabla en un escenario donde había cosechado ocho derrotas consecutivas en sus últimas visitas. Lejos de amilanarse y llorar por las esquinas, los futbolistas del Real Betis se pusieron el mono de trabajo y salieron enchufadísimos al césped del fantástico estadio bilbaíno. Entró el equipo con intensidad y carácter y a los seis minutos Willian José adelantó a los de Heliópolis al recoger un balón suelto en el área tras un saque de banda de Miranda. Con el resultado de cara los béticos buscaron contragolpes para hacer daño y concedieron poco a los locales. Las mejores ocasiones fueron béticas, con dos muy claras de Ayoze y un remate al larguero de Paul, que no desentonó en su papel de defensa central.

Tras el descanso el partido se convirtió en un auténtico asedio del Athletic sobre la portería defendida por Claudio Bravo. El Betis apareció poco en ataque, pero lo hizo con peligro las escasas veces que se aproximó a las inmediaciones de Unai Simón. Los de Ernesto Valverde insistieron hasta el hastío con ataque por una y otra banda, múltiples centros laterales y numerosos saques de esquina. Pero enfrente estaban once guerreros con el escudo de las trece barras verdiblancas en el pecho que defendieron el gol de Willian José con el alma.

El portero chileno hizo tres paradas extraordinarias; Pezzella y Paul se hartaron de achicar balones e imponerse casi siempre en el juego aéreo; Guido Rodríguez dio una clase magistral para todo aquel que quiera ser mediocentro defensivo; y el resto también aportó trabajo y sacrificio. Y cuando no se podía hacer más, pues apareció el larguero para impedir un golazo de Sancet. Ya en el tiempo añadido, con el Athletic desesperado, Vivian vio la roja tras una entrada durísima sobre Borja Iglesias. Poco importaba que fuera el último defensor, porque la acción era de expulsión en cualquier parte del terreno de juego. Aun con uno menos, tuvo el conjunto vasco una última oportunidad que heló el corazón de los béticos, que solo pudieron respirar tranquilos cuando el árbitro dio por finalizado el encuentro.

Ahora toca recuperarse del extraordinario esfuerzo realizado y afrontar el siguiente partido con la misma actitud y amor propio. Tendrá el equipo de Pellegrini mucho ganado ante el Rayo Vallecano si compite como ha competido en San Mamés. Queda el último empujón para certificar la clasificación europea por tercera temporada consecutiva y esta victoria debe suponer un chute de energía positiva que posibilite lograr el objetivo.

Lo mejor: la competitividad y la capacidad de sufrimiento de todo el equipo.

Lo peor: no haber logrado una ventaja más amplia en la primera parte.

Foto Principal: EFE