JJ Barquín @barquin_julio Nunca en mi vida he considerado un ser hostil o despreciable a un
aficionado del Sevilla FC. Los que me conocen saben que he visto al eterno rival como eso,
como un rival deportivo. Diría el rival, con mayúsculas. Pero poco más. Bueno, alguna broma o
llamada guasa sevillana que, como siempre, va por barrios. A partir de ahí, tengo -como no
podía ser de otra manera- familiares, conocidos y grandes amigos sevillistas y el respeto marca
la relación con ellos.

En una ciudad dividida por dos colores, debe regir la educación, la tolerancia y las buenas
formas. No caben las malas prácticas y la ofensa permanente, que solamente buscan provocar
una colisión constante entre aficionados. Desde hace unos años, muchos periodistas y ciertos
medios están fomentando un clima de acusaciones y confrontación ayudándose en opiniones o
artículos deleznables. Un reflejo de esta sociedad que vive en un clima donde reina la corriente
del efectismo. El mejor representante de esa escuela es Gabriel Rufián. Su última performance
en el congreso fue su aparición con las balas.

Aquí también vamos bien servidos de efectistas. El último, el artículo de los encierros de San
Fermín. Desear el mal físico a los aficionados rivales es deleznable y demuestra el nivel moral y
humano de la mente que lo expresa y del digital que lo publica. Un medio que se convierte en un
brazo ejecutor de un artículo vomitivo e inadmisible que consigue su objetivo, que no es otro que
provocar la polémica, sacar likes de los lectores y tener unos efímeros minutos de gloria
Uno de los likes más sonados, el del director de comunicación del equipo nervionense que
perdió los papeles de forma vergonzosa e inadmisible. Por nuestra orilla, también hubo mensajes
de personal del club -con apellido histórico- que se han puesto al mismo nivel o incluso lo han
superado. En definitiva, un espectáculo bochornoso lleno de malos modos, urgencias táctiles,
mucho hedonismo y poco sentido común.

El periodismo o, mejor dicho, los periodistas necesitan una reflexión profunda. El cuarto poder
está herido de muerte y sin una catarsis extrema en los próximos años, terminará en el
cementerio de las profesiones desacreditadas y olvidadas. Decía Angels Barceló que los
periodistas no pueden formar parte de las cloacas del poder o convertirse en meros voceros del
poder. Aquí, en la prensa hispalense, tenemos ejemplos para ofrecer clases magistrales en las
facultades de periodismo. Entre clavos, mirindas o astados pasaríamos grandes momentos
universitarios.

Foto Principal: kukuxumusu.com/es/