Pablo Caballero Payán Poco más de tres días quedan para el derbi copero y el nerviosismo y las emociones van creciendo a pasos agigantados. Pedir calma y serenidad es muy difícil pero es fundamental para que se viva un ambiente positivo y que ayude a que todos los presentes en el Benito Villamarín, en la grada y sobre el césped, sepamos gestionar las emociones.

Los encuentros frente a nuestro eterno rival siempre se viven de una manera especial, nada comparable al resto de partidos. Por si fuera poco, en esta ocasión se le unen dos componentes que aumentan el grado de excitación: que sea una eliminatoria a partido único y que llegue después del escándalo sufrido en Vallecas. La afición bética se está movilizando para convertir a Heliópolis en un infierno verdiblanco e intentar crear un ambiente que favorezcan los intereses del Real Betis. Pero hay que tener cuidado con todo esto y, repito, saber gestionar las emociones. Los jugadores tienen que ser conscientes que sus rivales van a intentar buscarles las cosquillas a la más mínima para que el nerviosismo se adueñe de ellos. Desde la grada hay que protestar y animar con todas nuestras ganas, pero los futbolistas no deben perderse en ese ambiente e iniciar una batalla de reproches y quejas contra el árbitro que, lejos de beneficiarnos, puede provocar el efecto contrario.

La mesura también tiene que imperar en el graderío. Insisto: hay que dejarse la garganta animando durante todo el partido y protestando cuando haga falta, pero no debemos perder el norte ante la más mínima adversidad y caer en errores del pasado que le hicieron mucho daño al club. Hay que saber guardar las formas y no lanzar objetos al terreno de juego. Nos van a mirar con lupa porque la prensa canalla ya se ha encargado de desviar la atención sobre lo ocurrido el pasado domingo y centrar el foco en las amenazas sufridas por Medina Cantalejo desde cuentas anónimas de redes sociales con un gran tufo a falsas. El Real Betis y su afición han pasado, por arte de magia, de víctima a verdugo en un abrir y cerrar de ojos y no debemos darle carnaza a esa bandada de buitres despechados que se esconden detrás de micrófonos y artículos envenenados.

Así que para el sábado, a parte obviamente de desear la victoria ante el Sevilla FC, lo que más deseo es que seamos una afición modélica e inteligente. No creo que sea difícil conseguirlo porque siempre, o casi siempre, hemos sabido estar a la altura de las circunstancias y en esta ocasión no vamos a fallar. Así que cuídense la garganta hasta el sábado, que la vamos a necesitar a pleno rendimiento.

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