JJ Barquín @barquin_julio Soy de los que pienso que Haro se equivocó estrepitosamente al bajar al fango de la calle. Pero una cosa positiva tuvo ese gesto de gladiador de la Sevilla del siglo XXI. Conocer a los que protestan, descubrir la oposición exigente que pulula por el universo verdiblanco. Y las imágenes han sido clarividentes. El beticismo que protesta es un grupo de jovenzuelos acomplejados por las victorias del eterno rival. Además, esa lozanía coincide con momentos de alegría del Betis del 2004. Por esa razón se imprimen el nombre del dictador de Jabugo en las camisetas. Son un cóctel explosivo. Y además son la guardia pretoriana de esa masa rancia que todavía revolotea por el Villamarín y que siguen actuando como marionetas de un becerro de oro llamado don manué.

Son un tropel que ponen como ejemplo al eterno rival, anhelan sus éxitos y que siguen pensando que el régimen de la UVI nos llevó a las mayores cotas de éxito deportivo de la historia del club. Siguen instaurados en esa melancolía de un pasado mejor y añoran el olor a naftalina y cutrerío que desprendían Lopera, Castaño, León, Oliver and company. Recuerdan en demasía pero olvidan el desfalco, el saqueo de la institución, de los contratos de simulación o de los desembolsos irreales para apoderarse del club. En definitiva, arrinconan las fechorías de un señor que ha hecho de la conspiración y el trapicheo un estilo de vida. Esos son los denominados exigentes. ¡¡¡Tomen güena nota!!!

Unos exigentes que derraman su ira y cólera en las redes sociales. Es su campo de batalla. Es donde quieren comenzar a derrocar a este consejo de administración. Y como cualquier batalla, hay unos generales que dirigen los movimientos. La gran mayoría son plumillas que comieron o comen en la mano del ditero para sacar rédito en un futuro. Nietos de la patria andaluza, que manchan la historia; chillones de tres al cuarto sin preparación alguna, periodistas sometidos por chantajes y, sobre todo, redacciones de sangre roja que buscan desacreditar y desestabilizar a la institución. Como en la viña del señor, hay de todo.

La gran mayoría de béticos, los que no pierden el tiempo en escribir o leer sandeces en las redes, sigue apostando por este proyecto. Me encuentro entre ellos, aunque en el plano deportivo haya que ser muy crítico pues los resultados de estos cinco años han sido un auténtico fracaso. Esta situación debe obligar al actual consejo a revertir la situación deportiva y a continuar trabajando en los proyectos anunciados para los próximos años. Y si hay otros béticos que quieren presentar un nuevo proyecto, están en su derecho siempre que sea una candidatura de gente responsable, honrada, llena de profesionalidad y con ambición. Como verán ninguno de los autodenominados exigentes podrían aspirar ni a una comunidad de vecinos. Así está el patio.

Foto: Manu Gómez /ABC