JJ Barquín @barquin_julio No cabe duda de que los arbitrajes que viene sufriendo el Betis son una infamia. Y estando Medina Cantalejo por ahí en medio, la cosa va para largo. Un dato: el Betis es el segundo equipo de las cinco grandes ligas de Europa que más faltas recibe, pero los equipos contrarios no ven mermado su once. Un ejemplo lo soportamos en Vitoria con Wakaso. Faltas y más faltas, algunas muy duras a Canales, y sin rojo castigo. Pero el partido de Mendizorroza también necesita un análisis más allá del arbitraje, porque tampoco podemos estar todo el santo día echando mano de los fallos de los de negro para justificar los males del Real Betis.

El primer partido del año ha venido a demostrar que la institución vive inmersa en una continua mediocridad que va camino de convertirse en una seña de identidad del club. Con el aumento de la calidad de la plantilla, algunos pensábamos que debía darse un salto hacía la excelencia que traería nuevos logros y la consecución de los objetivos planteados para esta temporada. Si hacemos un breve repaso a algunos datos que arroja el equipo, las sensaciones son aceptables: somos el quinto equipo en posesión (53,9%), el cuarto en agresividad, el cuarto en tiros por partido (12,6) y, también, el cuarto en precisión en el pase (82,5%). Pero los resultados son los que son. El Betis no termina de arrancar, no convence y dos aspectos lastran el crecimiento del equipo: los goles de los contrarios llegan por la extrema debilidad defensiva y arriba la falta de puntería nos determina a la hora de apuntillar los encuentros. Esa es la pura y cruel realidad.

Y otra realidad incontestable es que el año pasado por estas fechas el Betis estaba clasificado séptimo y este año está en el décimo tercero. Haciendo una sencilla estimación en comparación con el año pasado, para ir a Europa habrá que conseguir entre 60-62 puntos, por lo que en esta segunda vuelta el Betis debería lograr 37-38 puntos para alcanzar la gloria europea. Haciendo las cuentas de la lechera, nos correspondería ganar 11 partidos, empatar 4 y perder 3 en los 18 encuentros que quedan. Una auténtica gesta y más viendo el rendimiento del equipo.

Lo verdaderamente triste es que en las fechas actuales el objetivo sea una quimera. La misma historia de siempre, con actores diferentes -cada vez más caros y mejor pagados- y con un público harto de seguir costeando por una película que año tras año se repite de manera machacona, salvo en contadas e históricas excepciones. Solamente nos queda refugiarnos en la esperanza y en el amor profundo del manquepierda. Y también, porque no, en la poesía de Antonio Machado:

“Dice la esperanza: Un día
la verás, si bien esperas.
Dice la desesperanza:
Sólo tu amargura es ella.
Late, corazón… No todo
se lo ha tragado la tierra”.