JJ Barquín @barquin_julio Sería muy difícil encontrar buenos perdedores. Puede que, si buscásemos con ahínco, encontraríamos alguno. No lo dudo pues de todo hay en la viña del Señor. Pero les puedo asegurar que nos costaría un buen jornal. Por eso, la frase de Serra el otro día es un contrasentido absurdo que solo se explica si quiso tener un detalle o lanzar un guiño a los exigentes que pululan por los mentideros verdiblancos. O lo que es lo mismo, dar el pistoletazo de la campaña de propaganda y marketing para Caro Ledesma.

Pasadas ya unas cuantas horas, sigue costando digerir la frase del mallorquín: “Nunca he sido del manquepierda, porque soy un mal perdedor”. Tocino y velocidad, juntos nuevamente. Pero en este caso, sorprende pues quien hace esa mezcla ha estado mucho tiempo en la factoría de Heliópolis como para no saber lo que significa el slogan más bonito, positivo y victorioso del mundo. Para no saber que el manquepierda es un aullido de dolor que encierra un sentimiento de pertenencia, pasión, orgullo y esperanza sublime, único en el universo. Para no entender que el manquepierda es un sentimiento que está muy por encima de las victorias y las derrotas. Alguien dijo una vez, “soy del Betis hasta cuando gana”. Y no hay nada de fatalismo o poca exigencia en esa reflexión sino de un apoyo inquebrantable, de una adhesión indestructible, que -a su vez- se conjuga con conceptos como fe, ambición, tesón, humildad e, incluso, romanticismo.

Por eso cuesta creer que lo ha dicho seriamente y convencido. Más parece que Serra ha comenzado a echar un pulso a la directiva. Habrá que esperar a las próximas semanas para saber si se confirma que su intención es la de volver al Betis, pero de la mano de otra candidatura. O, por el contrario, su intención es torpedear públicamente las maniobras y acciones que emprendan los “verdugos de los 7 folios”.

Si fuese lo primero, por supuesto, que está en su derecho y puede que hasta la competencia sea necesaria para apretar los machos a los actuales dirigentes. Si fuese la segunda opción, lo que Serra deberá calibrar, con mucho tiento, son sus puestas en escena y sus declaraciones, ya que podría pasar de ser héroe a villano en un corto espacio de tiempo. Y Serra no se merece terminar en el Betis de esa manera. No sería ni justo, ni aconsejable. Eso sí, siempre le quedaría la opción de aparecer como un mal perdedor.

Foto: Real Betis Balompié