Manolo Gordo @ManuelJGordo Se suele decir que no hay peor ciego que el que no quiere ver. En el Betis tenemos a uno que no ve a tres en un burro y que se sienta en el banquillo, Joan Francesc Ferrer Sicilia, Rubi. Sinceramente, creía que no volvería a encontrarme con otro encantador de serpientes como el maño Víctor Fernández, pero Rubi casi lo supera. En la previa del partido ante el Sevilla dijo: “Llegamos con mucha confianza al derbi”. Al finalizar el encuentro, con una nueva derrota y un juego muy pobre, argumentó: “Estamos mejor que hace dos semanas”. ¿Este hombre es tonto o se lo hace?

Lo dije antes del encuentro de Granada. El banquillo verdiblanco necesita un relevo urgente. Entiendo que las condiciones económicas hipotecan al consejo de administración, pero lo del catalán se pasa del castaño oscuro y tiene a la afición enojada y con el ánimo por los inframundos, ya que el Betis sigue pareciendo en muchos momentos un equipo zombi gracias a los “magistrales planteamientos” que hace su entrenador. A tal punto llega ese estado de decepción que, en todos mis años vividos, jamás vi un triunfo que fuese tan amargo y triste como el conseguido ante el Celta. El empate del Bernabéu hizo renacer una mínima esperanza en nuestros corazones, pero el domingo, sin que el rival tuviese que emplearse excesivamente a fondo, los de Lopetegui devolvieron a los béticos a la cruda realidad. Y digo a los béticos porque Rubi y su equipo son meras cajas registradoras y no sienten cariño por estos colores, por el equipo o por la afición, sólo por su cuenta bancaria. Cuál será el grado de miedo, indiferencia y/o resignación que genera el iluminado del banquillo que el viernes muchos me decían: “Si me ponen un papel delante con el empate, lo firmo sin pensarlo”. Hasta ayer lunes algunos béticos me comentaban: “¡Qué pena del empate que tuvimos ahí!” 

¿Se puede tener más poca vergüenza y, como decía al principio, ser más ciego que Rubi? Sus declaraciones así lo dejan entrever: “¿La clasificación? No nos gusta, pero hay tiempo para recuperar.” Pero alma de cántaro, ¿alguna vez ha demostrado capacidad de reacción el Betis? Por cada partido ganado, sólo 3, se han producido el doble de derrotas bochornosas. Y los 4 empates cosechados han llegado con mucha suerte y con un plus de entrega de los jugadores, no por el brillante planteamiento táctico del entrenador.

Pero sigamos con sus declaraciones: “Acabaremos en el lugar que el equipo se merece.” Señor Ferrer, mirando las dos últimas temporadas, y con esa media de puntos que usted está logrando, 13 jornadas, 13 puntos, el Real Betis quedaría clasificado en el mismo puesto que ocupa hoy, el decimoséptimo. Aunque si miramos la temporada 2015-16, usted habría conseguido un nuevo descenso en su carrera y le garantizo que le iban a faltar piernas y carretera para huir de Sevilla y, con total seguridad, a Haro y Catalán que lo tendrían que acompañar. 

Salvo que en la planta noble del Villamarín hubiese un tsunami, el técnico, aunque no lo parezca, dirigirá los entrenamientos durante estos 11 días y ocupará el banquillo en el encuentro del día 23 frente el Valencia. Pero si Joan Francesc Ferrer Sicilia tuviera dignidad, como demostró tenerla Mauricio Pellegrino en el Leganés, se citaría con Ángel Haro y José Miguel López Catalán de inmediato para rescindir amistosamente el contrato ya que el Betis le viene demasiado grande a este hombre. Lo del Espanyol la pasada temporada fue una raya en el agua, pero no hay que olvidar que el que nace melón no se vuelve sandía. Y este melón de entrenador está demasiado pasado, contagiando su falta de ánimo a la plantilla y, por ende, a la afición. Y es que, como decía mi buen amigo José Antonio García Andrés, “el domingo viví uno de los derbis más fríos que recuerdo. En el campo y en la grada.”

Sería bueno recordarle a Haro y Catalán que en 2ª división hace mucho más frío y que aún se puede remontar la temporada con otro entrenador de garantías, no con la caricatura del que aún ¿dirige? al Real Betis Balompié, tres palabras demasiado grandes para alguien tan pequeño de mente como Rubi.

Foto: El Desmarque