JJ Barquín @barquin_julio A las puertas de agosto y sin verano. Me refiero al verano climatológico pues el futbolero está igual que siempre. Sigue el trato lamentable de la prensa deportiva de la ciudad. Y sigue, y esto es más lamentable todavía, el trato intransigente y jacobino de parte de una afición colérica por todo y por nada.

Lo de la prensa es como la canción de Julio Iglesias. La vida sigue igual. Siguen retorciendo titulares y publicando noticias para sembrar las dudas sobre una afición que ya de por sí se autodestruye más de lo aconsejable. Pero eso tiene poco arreglo, porque las bufandas seguirán campando por las redacciones de los medios.

Más me interesa nuestra gente. Deberíamos madurar algunos aspectos como afición. Siempre hemos sido muy pasionales y no vendría mal un poco de actitud metódica y razonada. Debemos tener capacidad analítica para tratar los temas en su justa medida. Debemos hacer un ejercicio de reflexión para ver que estamos viviendo años de estabilidad y crecimiento en todos los aspectos. Debemos recordar de dónde venimos -judicialización, deuda concursal, escasez económica, segunda división, plantillas mediocres, etc- para saber que el grado de crítica y crispación actual no tienen cabida en este Betis. Pero algunos siguen erre que erre.

Basta un mal resultado para atizar y volver a sacar fantasmas del pasado o seguir adorando a viejas glorias. Ayer mismo corrió como la pólvora, en redes sociales, que algunos accionistas se están moviendo con la ayuda de Serra, Alfonso y Valenzuela para activar un proyecto alternativo al de Haro y Catalán. Independientemente de la autenticidad y veracidad de la noticia, muchos béticos viven instalados en un estado de inconformismo absoluto, provocado fundamentalmente por una mal entendida exigencia.

El bético debe tener la capacidad analítica suficiente para saber qué es o no es bueno para la entidad. Y cuando se está trabajando duramente por configurar un gran equipo, en crecer en los múltiples aspectos para hacer un club profesional a la altura de los grandes, el torpedeamiento constante a la línea de flotación verdiblanca es un ultraje inadmisible.