Reyes Aguilar @oncereyes Regresas a tu Villamarín diecisiete meses después con sus doce días bien despachados, allí estábais, balas de cañón apiñadas al cuarenta por ciento de su capacidad presos de la Ilusión; siete letras de oro que guardan el tesoro de un siglo de afición.

Los nervios se adueñaron de ti durante todo el día, como con la túnica de nazareno en la percha o la noche de Reyes y al ver la primera camiseta verdiblanca pasar caminando Palmera abajo, comprendiste que todo pasa y que todo queda, que diría el poeta. El puesto de siempre tiene bufandas nuevas, se le oye pregonar mientras la policía local cruza el coche a la altura del Monumento a la Afición y amarrando la bici ves que la cola da la vuelta. Preguntas si es para la puerta 17 A aunque de sobra lo sabes porque la gente de siempre aguarda en ella, los de las ocho, los de las ocho y veinte, los de las ocho y cuarenta… todos esperan y en todos los ojos os veis reflejados bajo las mascarillas. Suena la megafonía, los Guns and roses anuncian que la plantilla calienta sobre un césped sediento de la voz de su afición.

La primera alegría del reencuentro te la da el chico del torno al encenderte la luz verde, para que la impaciencia se desbocase en su empeño, llevándote en volandas escaleras arriba. La luz asoma por el vomitorio, devolviéndote a la niña eternamente agarrada a la baranda de Gol Sur, en aquellos años donde la banda izquierda solo conocía a un dorsal, como algo intrínseco y los vencejos dan vueltas, confundidos, desacostumbrados. Lo vivido ha sido algo difícil de explicar que solo cerciora la inmensidad del privilegio de ser bético; reencuentros, abrazos, fotos y ausencias por las que no te has atrevido a preguntar; la calor, las playas o la opción de volver para otro partido ayudan a salir del momento difícil, aunque en el minuto de silencio por los béticos y las béticas del cuarto anillo, corra alguna que otra lágrima a tu alrededor. Y allí, a tu lado, los que nunca fallan, los de toda la vida de fidelidad verdiblanca, de viejo palomar de Gol Sur, Bar Parada, Cástulo o Esteban, el de La Viña, caras conocidas, bronceadas en su mayoría, algunos más gordos, otras más delgadas y esos niños que han crecido, los que diecisiete meses con sus doce días atrás bien despachados, saltaban de butaca a butaca y ahora están sentados; los que ahora gritan, son de nueva hornada.

Negredo estrena el marcador para que Juanmi recomponga tu corazón partido, esa bipolaridad tuya de ser bética  y un poquito del Cádiz, Miranda se atusa el flequillo, a quien el escudo del corazón le late olímpico, Fekir con vendaje aparatoso ofrece su genialidad guadianesca pero en definitiva genialidad y Pellegrini se levanta de su asiento, a quien has podido ver desde el nuevo marcador de Gol Sur, así como la emmoción en la grada y la risa de Joaquín y las quejas de no poder ni fumar ni comer, y el echar de menos la previa con los tuyos, el bocata y hasta el tapón de la botella de agua escondido en el bolsillo del pantalón. El resultado esta vez y solo por una vez, fue lo de menos, has disfrutado del ansiado encuentro, ya vendrán partidos para ganar, para perder de manera injusta o para salir exultantes de alegría, partidos manquepierdísticos, épicos y de almohadillas al cielo, solo por esta vez la ilusión fue quien ganó un partido jugado en los ojos de los afortunados que pudisteis recomponer esa parte del corazón que diecisiete meses y doce días atrás bien despachados, se habían quedado sobre la hierba del Benito Villamarín, donde tiene su casa. Dejad la ilusión con sus siete letras de oro en vuestra localidad para la próxima vez y para siempre, porque volveremos. Porque volvimos.