Pablo Caballero Payán Hace casi un par de semanas que concluyó la temporada 2020/2021 y es hora de resumir y evaluar lo acontecido en este curso futbolístico, atípico por la ausencia de público en las gradas de los estadios, marcado por la fuerte crisis económica que padecen casi todos los clubs y que ha terminado de la mejor manera posible para los intereses del Real Betis Balompié: la clasificación para la Europa League tras ser sextos en la La Liga.

La temporada, irremediablemente, hay que dividirla en dos mitades, delimitadas por el cambio de año. Lo ocurrido entre agosto y diciembre 2020 es una continuación del Betis errático, inseguro, incompetente y poco fiable, salvo algún partido aislado en el que se vieron aspectos positivos. Todo parecía destinado a una nueva campaña mediocre, insulsa y triste, en la que la desilusión de nuevo sería el sentimiento dominante. Pero todo cambió al dar las doce campanadas y darle la bienvenida al año nuevo. Pellegrini insiste en que en diciembre ya se atisbó una variación de la dinámica negativa y puede que tenga razón, pero esa metamorfosis para bien empezó a notarse, de manera claramente significativa, en el primer partido de 2021. El Real Betis se presentó en el derbi sevillano con importantes bajas y fue capaz de competirle de tú a tú al eterno rival, mereciendo mucho más que el empate a uno final.

A partir de ese instante y hasta el último partido del pasado 22 de mayo en Vigo, el conjunto de Pellegrini ha dado muestras de ser un equipo competitivo, fiable, sólido, capaz de cortar de raíz la sangría de goles encajados y lograr los resultados necesarios para escalar puestos en la tabla clasificatoria hasta alcanzar la sexta plaza final. Solo ha perdido dos partidos en casi cinco meses de competición, sin merecer la derrota en ambos encuentros, y no se puede obviar la buena trayectoria en la Copa del Rey, donde se quedó a escasos segundos de clasificarse para las semifinales. El técnico chileno ha demostrado ser un entrenador de un nivel excelente, porque ha sido capaz de sacarle rendimiento a una plantilla que no tuvo grandes incorporaciones en verano y que venía con la etiqueta negativa de la campaña anterior. Son muchos los que dicen que el gran refuerzo del Betis se hizo en el inquilino del banquillo y razón no les falta.

Da mucha tranquilidad y confianza de cara a la próxima temporada tener a un preparador tan experimentado y que normalmente logra llevar a sus equipo a cotas altas. Ahora queda que Antonio Cordón y todo el grupo de trabajo de la dirección deportiva que sean capaces de fichar jugadores que palien las debilidades de la plantilla y que los aspectos positivos sean aún mejores. El curso 2021/2022 será mucho más exigente y complicado y hay que sembrar a tiempo para tener una buena cosecha. El objetivo debe ser mantener el buen rendimiento del equipo y que la lucha por los puestos europeos sea una constante, que forme parte de la cotidianidad del club, lográndose así se conseguirá la ansiada estabilidad institucional.