Reyes Aguilar @oncereyes Enero de 1958. Una foto coloreada de un Santiago Bernabéu con 50.000 personas, cuatro mil de ellos béticos, congregadas en un ambiente festivo en torno a un partido de fútbol de Segunda División; un Agrupación Deportiva Plus Ultra – Real Betis Balompié que acababa con empate a tres y la ilusión en un banderín. En esa foto, junto al trío arbitral y los dos capitanes, aparecen dos aficionados entregándole a Luis Del Sol el emblema del equipo madrileño que representaban, el CD Betis San Isidro. Para ellos era más que un partido, era una demostración de amor filial bordada en un banderín, para que entendieran que fuera del Villamarín se respiraba el mismo aire de Heliópolis, para que no echasen de menos su casa, que también era la suya a pesar de la distancia y el desarraigo.

El catorce de abril de 1931, día que se instauraba la II República, también hubo beticismo y mucha de esa ilusión que agarraba ese banderín. La Monarquía buscaba exilio y a quinientos kilómetros de Heliópolis, un grupo de exiliados béticos fundaban el CD Betis San Isidro, con escudo sin corona, pero a rayas verdes y blancas, para no perder de vista la esencia de ellos mismos. Aquel grupo de sevillanos nostálgicos de las trece barras, eran los mismos que aquel día de enero animaban en el Bernabéu a su Betis, con el respeto y la admiración que se le tiene a un hermano mayor. Casi cien años después, ese Betis de Madrid, sigue enarbolando la bandera de ese sentimiento que surge y resucita de todas sus muertes, que diría el poeta; no ha dejado de competir ni un solo día desde su nacimiento hasta ahora, en sus recién cumplidos, noventa años de historia.

Con apenas apoyos, tiene liga femenina, una fructífera cantera, liga de veteranos e incluso de invidentes, con algunos de sus jugadores convocados para la selección de los juegos paralímpicos. Un equipo modesto que con mucho esfuerzo, han logrado ser todo un referente y salir adelante, todo un ejemplo de superación, que es la verdadera esencia del Manquepierda. Desde un barrio obrero como Carabanchel, se hace Betis defendiendo ese sentimiento de sangre, raíces y de esa fidelidad inexorable a su filosofía de club humilde, disputando competiciones como decano del fútbol regional en el grupo IV de la Primera división como el sexto equipo más antiguo de Madrid, con el mismo espíritu intacto y admirable que noventa años atrás, ese grupo de béticos sevillanos sembrase en la pradera de San Isidro para llevar al Real Betis como identidad, como lo que a uno le agarra a la tierra que tiene lejos, como el nexo de unión con lo que se lleva en los recuerdos, en la memoria, en la camiseta y en el corazón. En estos tiempos de codicia, de millones y superligas elitistas, sintámonos afortunados de atesorar  estas historias de ese fútbol de verdad que pocos tienen la suerte de disfrutar, ésos que consideran que está abocado a desaparecer, para nosotros la satisfacción de sobrevivir a noventa años de gloria solo en base a la humildad, el compañerismo y el entusiasmo.

Foto Principal: https://www.manquepierda.com/historiarealbetis/plus-ultra-betis-liga-1958/