Reyes Aguilar @oncereyes El Romanticismo se considera una revolución, un movimiento capaz de romper con las normas establecidas. Bécquer, principal exponente de ese romanticismo literario rompedor, mostró aversión a lo establecido cambiando la manera de entender la literatura. Y como una leyenda, la que recorre el mundo entero, en las once rimas que componen el Real Betis, nuestro Canales salta al terreno de juego para personalizar ese romanticismo, la notable transformación del equipo desde su regreso. Es el cántabro un romántico del balompié, un jugador renacido, concienciado y valiente, capaz de marcar cinco goles en los últimos cuatro partidos, echarse el equipo a la espalda, correr, asistir, robar y ejercer una polivalencia que a sus adeptos fieles, nos tiene sin palabras; palabras, rimas y leyendas. Canales marca y nos acerca poco a poco a la parte de la tabla donde queremos estar, nos devuelve la ilusión y ese íntimo pellizco de orgullo cuando le vemos defender como él defiende lo que tanto necesitaba ser defendido. Es ese tesón suyo transgresor, de rebelde con causa, el que ha encontrado la luz en la mañana y en la noche, quejío y quiebro, porque ha entendido a la perfección donde juega. No necesita besarse el escudo porque es el escudo quien le besa las botas cada vez que corren, dejando atrás un rosario de lesiones, como golondrinas negras de adversidad. Es el escudo el que necesita muchos como él, camisetas a rayas verdes y blancas con voluntad fuerte, como el acero de nuestras balas de cañón fundido con nuestra gratitud eterna por ese ímpetu, esa inderrocable moral y esa voluntad intrínseca para salir al campo, dar el corazón y el alma y llevándose la irregularidad que nos perseguía, esa que ensartaba partidos inolvidables con derrotas humillantes, unida a la desilusión de una afición que desde su regreso, desde la irrupción en el vestuario para cambiarlo todo, solo ve como los Miranda, Lainez o Ruibal encuentran en Canales el punto de inflexión, el antes y el después. El Betis es un equipo con él y otro sin él, como ocurrió en la literatura y en la poética con la irrupción de Bécquer para transformarlo todo. Canales reaparece devolviéndonos la ilusión y los goles, convirtiéndose en el adalid de ese romanticismo capaz de cambiarlo todo. Mucho de ese romanticismo cántabro de Sergio Canales quiero para mi equipo, para que contagie de cómo sobreponerse con tesón a la adversidad y luchar, que en definitiva, es la verdadera esencia del Manquepierda, nuestra razón de ser, algo que él ha sabido interpretar a la perfección. 

¿Qué es Manquepierda? ¿Y tú me lo preguntas?, Manquepierda… eres tú.

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