JJ Barquín @barquin_julio Decía hace poco Loquillo en una entrevista que vivimos en un tiempo donde prevalece el pensamiento único. Lo diferente, lo singular es subversivo. De un tiempo a esta parte, tengo la sensación de que muchos me miran como un insurrecto de la vida en verdiblanco. Hasta alguien me preguntó no hace mucho si el diablo se había apoderado de mi alma. Pues no, amigo Sergio. Nadie se ha apoderado de nada. Solamente que uno tiene su pensamiento propio, su intuición personal y dice lo que piensa, aunque algunas veces traiga más problemas que aplausos. 

Nunca he sido sospechoso de no apoyar a los actuales dirigentes y de reconocer sus bondades al frente de la nave descarriada que dejó el dictador de Jabugo. Haro y Catalán han contado, y siguen contando, con un importante apoyo social pero, como dije hace algunas semanas, la gestión deportiva está llena de oscuridad. No valen los paños calientes cuando se trata de analizar lo que hemos visualizado en la gran mayoría de las temporadas que llevan al frente. Quitando los buenos momentos vividos con Setién, lo demás es mediocridad absoluta. Si no somos capaces de ser críticos, mal vamos en este camino conjunto de las trece barras. No es cuestión de apoyar a unos o a otros, de establecer una guerra entre semejantes, es cuestión de realidad y de velar por lo que realmente importa: el Real Betis Balompié.

La Junta de Accionistas ha respaldado a este consejo para que siga ejerciendo sus funciones en los próximos cinco años, aunque la sensación es que siguen los presentes porque no hay una candidatura seria, válida y preparada para luchar el sillón del Villamarín. Ledesma, Serra, Galera con el apoyo de Castaño es más de lo mismo de esa vieja guardia que ya tuvo su tiempo en La Palmera. De nada sirve mirar hacia atrás, aunque esta afición sigue muchas veces instalada en el recuerdo, en esa saudade tan portuguesa como inútil.

Esperemos que estas críticas vertidas en la Junta sirvan para que estos dirigentes enderecen el rumbo de una nave que en lo deportivo va sin rumbo ni criterio. El Betis es ahora un equipo sin alma, sin esperanza, sin espíritu competitivo. Nadie más que quien escribe desea que esto cambie y, por lo menos, veamos otra actitud en los dirigentes, cuerpo técnico, director deportivo y plantilla que van sobrados de aptitud.

Foto Principal: Antonio Pizarro / Diario de Sevilla