Armando Rendón Aguilera @armandoren Tal cual, no hay más. En estos dos partidos que llevamos jugados, si le preguntas a cualquier bético o a cualquier aficionado al fútbol, que no sea un ultra o algunos que simplemente se dediquen a atacar siempre contra el mismo bando, lo primero que te dirá que ve en el juego del Betis es eso, mucha intensidad. Y eso, le pese a quien le pese, se trabaja, se entrena, se “mete en vena”. Y para entrenarlo, hay que tener a alguien con criterio y ascendencia que lo grave a fuego en cada uno de sus jugadores, se llamen como se llamen, vengan de donde vengan.

Y sí, les pese a quien les pese, tanto a Antonio Cordón, hombre de fútbol, sencillo, pero sobre todo trabajador y a Manuel Pellegrini, los han traído los mismos directivos que el año pasado erraron no prescindiendo antes de Rubi. En el partido del domingo, la recuperación alta de la pelota impedía al rival acercarse a nuestra área, a tal punto que prácticamente Bravo y los dos centrales, Mandi y Bartra, pasaron desapercibidos. Dos malos defensores como son Moreno y Emerson, no atravesaron problema alguno. La labor de presión fuerte es fundamental en el centro del campo y en los delanteros, a Borja se le puede achacar su falta de confianza pero no su entrega e implicación máxima, que ojo no es suficiente, pero que el chaval lo está dando todo y en mi caso, no tengo duda que es el mejor delantero de la plantilla.

Ver un equipo con esa solidez, con esa solidaridad y entrega, solo puede posibilitar que los que saben, tengan opciones de jugar en tres cuartos de la cancha y eso, con la calidad de alguno de los jugadores del Betis, va a ser mortal para los rivales. Además, el mister ha implicado a toda la plantilla, ejerciendo Bravo y Joaquín como sus “alter egos” en el campo, dos jugadores que sobre sus compañeros mantienen ese “halo” de leyendas vivas. Es pronto para hacer juicios de valor a medio – largo plazo, pero lo que es indiscutible es que en la infantería bética ha germinado la esperanza en verde Heliopolis, de nuevo, como siempre, pero que en este caso parece que con una justificación más que sobrada, que todos deseamos que convierta los augurios en realidades y que al final de este curso ligero nos devuelva donde nos merecemos y debemos estar, codeándonos con los grandes del continente.

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