JJBarquín @barquin_julio Haro y Catalán están a punto de agotar su crédito deportivo. No hablo de la gestión empresarial donde han demostrado suficiente capacidad para transformar el club como un calcetín. Un solo dato confirma lo señalado. En cinco años, se ha pasado de un presupuesto de 45 millones de euros a los 200 millones de esta temporada. Pero el Betis es un club de fútbol y por muy bonito y mucho marketing que se esté vendiendo, por muchas secciones que se creen, por muy elegantes que sean las ruedas de prensa de los dirigentes, no conseguimos traspasar la puerta de la mediocridad.

Y no es que sea una impresión de quien escribe. Los datos son irrefutables. Desde que en septiembre de 2015, Haro y Catalán accedieran a la planta noble del Villamarín –solamente en Liga- el Betis, su Betis, el que han construido a bombo y platillo, ha disputado 203 partidos contando el celebrado el pasado jueves. 60 victorias, 42 empates y 74 derrotas. Fríos números que demuestran su mal quehacer al frente del club. Es hora de dejar de poner ya paños calientes y de seguir vendiendo milongas empresariales que ofrecen una falsa imagen de satisfacción y conformidad. Haro y Catalán están fracasando estrepitosamente en el plano deportivo. Quitando la temporada de Quique Setién, lo demás es decepción absoluta. Y no hay excusas que valgan.

Y nos encontramos en una nueva temporada pérdida, una nueva temporada de decepción absoluta. Y muchos béticos sentimos que el día de la marmota es la película de nuestra historia. El tiempo y el crédito se agotan para estos gestores. Y visto lo visto, tienen una última bola de partido, que llega en un momento muy complicado. La inversión de este años ha sido fuerte, no entrar en Europa destroza los planteamientos futuros y el año que viene la planificación se antoja ardua pues los fichajes de verano se verán afectados por la crisis del COVID-19.Muchos expertos prevén un mercado futbolístico conservador y una caída de precios que frenarán muchos movimientos.

La solución pasa por acertar con la contratación de un entrenador que sepa sacarle todo el jugo a la plantilla. No digo que tenga que ser un entrenador top a nivel mundial sino alguien que tenga conocimientos, capacidad de trabajo y personalidad para poner a esta institución en el lugar que se merece por afición e historia. Necesitamos un entrenador que haga competir al equipo. Desde fuera da la impresión que la plantilla nada en la relajación y en la autocomplacencia, que son cualidades muy peligrosas en una plantilla. Quien venga tendrá que tener mucha personalidad para decidir, exigir y exprimir a una plantilla que tiene que ofrecer mucho más de lo que ha dado hasta el momento.

Foto: Kiko Hurtado. Marca