JJ Barquín @barquin_julio Desde que comenzó el confinamiento, me persigue la desazón. Aunque quiero ser positivo, es complicado sobreponerse a multitud de jornadas con malas noticias. Solamente la escritura, la música, el deporte y los abrazos cálidos me evaden de estos días tristes. Cuesta explicarlo pero es como si solamente me interesara lo verdaderamente importante de la vida. A partir de ahí, todo queda en un segundo plano. Hasta una de mis pasiones, el Betis. Puede que suene duro y desconcertante pero es la pura verdad. No sé cómo explicarlo pero estoy en un punto de apatía, de indiferencia. El fútbol ha pasado a un segundo plano. Y todavía más, la competición.

Hemos sido golpeados por un terremoto pandémico que nos ha traído muerte, que nos ha dejado indefensos, destrozados. Vivíamos en un mundo placentero, lleno de una falsa seguridad, rodeados de diversión, entretenimiento. Vivíamos en una realidad que ahora se ha ido. Puede que vuelva pero deberíamos aprender algo de esta situación. Y en ese sentido, creo que muchos no han aprendido nada.

Los primeros, algunos hombres de fútbol. Ni en estos momentos de zozobra y muy malas noticias, la salud no cuenta por mucho que digan sus responsables. Con una brutal crisis sanitaria, con un país desangrándose en lo político y con una gravísima situación económica que se aproxima a pasos agigantados, algunos no paran de pensar en la caja, en el dinero, en el espectáculo adulterado. Pero prima el negocio, aunque sea un sinsentido absoluto.

El fútbol va a volver aunque esté desvirtuado por campos vacíos, jugadores bajos de forma y sin sentirse seguros, aunque lo digan off the record. La Liga volverá a mediados de junio y habrá partidos todos los días de la semana. Incluso los lunes y con un margen de 72 horas para cada equipo. La sinrazón sigue con la idea de jugar a las 20 horas y a las 23 horas en los territorios más cálidos. Rubiales y Tebas unidos. Lo que ha unido el COVID-19 que no lo separe nadie. Ver para creer.

Según los expertos, no nos enfrentábamos a nada parecido desde la Segunda Guerra Mundial. Con un panorama como este habría sido mucho más sensato declarar concluidas todas las ligas, no solo las no profesionales. Han demostrado más cordura y sabiduría los gestores de las ligas belga, francesa, holandesa, hondureña o argentina. Han entendido que estamos ante una tremenda crisis sanitara y que es una razón de fuerza mayor. Pero Tebas y Rubiales son como los emperadores romanos. Pan y circo. Y los jugadores, los nuevos gladiadores. Ave Tebas, Ave Rubiales……..