Reyes Aguilar @oncereyes Alguien me dijo una vez que en la vida había que ser bética para todo; cuando el destino te muestra las cartas del derecho o del revés o cuando de vez en cuando la vida, como canta Serrat, nos sienta en una calabaza desarmados e indefensos ante la palabra cáncer. En esa tesitura aprendemos a querernos más, a valorar más lo que nos rodea y a desestimar lo efímero, ahuyentando la sombra de la incertidumbre y del miedo que poco a poco se encarga de nublarnos el azul del cielo, el futuro y los propósitos.

En la sala de espera de oncología del Virgen del Rocío me hice más bética, aprendí en mi propia piel ese Manquepierda del junco que se dobla pero nunca se quiebra, no el que se enarbola erróneamente, ondeando la bandera del conformismo que empequeñece. Cuando todo viene en contra, hay que apelar a dicha filosofía y luchar con humildad, como Cardeñosa, Biosca o García Soriano, quienes con pasión, fe y corazón, llevaron de paseo aquel Eurobetis de pantalones de campana y patillas para que sin que nadie lo creyese, se oyese el gol de López sobre el cielo de Milán.

En dicha sala de espera de oncología se oye aquel gol, lo escucho observando a la gente que espera, paciente, ganar su partido por goleada. Gente que no le gusta el fútbol, que les gusta y gente que ni siquiera saben que un cántabro metió un gol con el corazón allá por 1977 en San Siro, logrando la épica hazaña de eliminar a un todopoderoso Milán; David contra Goliat, cartas del derecho y del revés.

Conozco a una luchadora que a lo largo de su vida, me ha enseñado con creces a meter goles como el de López para conseguir sus propósitos. Ella, al igual que aquellos béticos de mi niñez, de televisor en blanco y negro que corrían con la Copa por el césped del Vicente Calderón, me enseñaron ese espíritu de lucha que lleva el bético en su adn, el que te obliga a no bajar la guardia, a no desfallecer, a seguir adelante manquepierda teniendo de su lado la solidaridad, el compañerismo y la fe, como valores imprescindibles en la lucha contra el cáncer. Ella juega partido a partido, gol a gol, usa las botas de Rincón que le hizo pichichi, el gol de Dani que nos trajo la otra Copa mirándose en aquel Betis sin corona lleno de apellidos vascos que ganó la Liga una tarde de Feria de 1935, donde el corazón ganó la batalla a la razón, otro corazón como el de Joaquín, latiendo por todos nosotros.

Reivindiquemos el día mundial contra el cáncer apelando a ese Manquepierda de los adentros y nuestro, verdadero ejemplo de tesón para superar esta enfermedad maldita que llega inoportuna a muchas de las casas de los que nos rodean. Démosles toda la esencia e idiosincrasia de nuestra filosofía; luchar con tesón y ganar con corazón, grito de confianza, ambición y humildad.  Apoyemos con camisetas convertidas en batas verdiblancas, con gestos solidarios que llevan risas a las camas de los hospitales, seamos eco y voz, reconozcamos el trabajo de los que investigan sin descanso para poder vencerla y llevemos el gol de López a todos los que luchan sin desfallecer.

Les aseguro que en la sala de espera de oncología, ante el punto de penalti de la adversidad, supe ser bética para todo y escuché vibrar San Siro como en el 77.