Manolo Gordo @ManuelJGordo No creo que exista un bético al que no invada cierto aire de preocupación, por no decir un huracán, ante lo visto en el terreno de juego el pasado domingo en Anoeta, así como en el resto de jornadas disputadas. Y es que todo el mundo da por hecho que la gota que colmará el vaso, salvo reacción milagrosa, será el choque del próximo domingo ante uno de los equipos que parecen estar más en forma, el Granada, quien se está convirtiendo en la revelación de este primer tramo.

Pero ¿qué está pasando en el Betis para que el equipo sea un perfecto desconocido? Es claro que la dirección deportiva está descabezada y perdida, dando palos de ciego. Hubo aciertos, pero también errores de bulto y el más reciente es mantener a un entrenador al que nadie quiere. Y digo que nadie lo quiere porque no manda en el vestuario, porque mantiene a la plantilla enfrentada y desunida como hacía tiempo que no sucedía, porque demuestra cada jornada, con su inoperancia táctica, las razones por las que Setién no alineaba a Barragán o a Javi García, por poner sólo un par de ejemplos. 

Pero hay más. Junto a su equipo, ha hecho un vacío de los que marcan época a una de las personas más queridas por la plantilla, uno de los mayores animadores y motivadores con los que cuenta el club, Marcos Álvarez, al que minusvaloran, aunque de la boca del excelente preparador físico sólo salen palabras de alabanza y de confianza hacia Rubi y su equipo. Y no digamos cuando se ponen a hablar en catalán entre ellos. Que sí, que están en su derecho, pero suena raro que lo hagan cuando la mayoría no domina el idioma. Todo esto, unido a las divisiones que están creando en el seno de la plantilla, parece que es un claro desafío al Consejo de Administración, o tal vez lo están pidiendo a gritos, para que se aplique de manera inmediata el 155. Y ya hay equipos que han cortado por lo sano, como el Espanyol y el Leganés. En otras temporadas también hubo algunos equipos que no dieron opción a entrar en modo pánico. En el Betis no parece que esto sea así, con independencia del tema económico y que, como bien decía el lunes Juanito en “El Pelotazo” de Canal Sur Radio, es el motivo fundamental por el que aún se mantiene al míster.

Se hacen numerosas cábalas sobre quién será el sustituto de Rubi en el banquillo verdiblanco, ya que se da por sentado el 1 en la quiniela en el encuentro de Los Cármenes. Abelardo, Javi Gracia, Francisco, Juande Ramos, Quique Setién, algún “tapado”… ¿El idóneo? Como el Consejo parece no querer problemas, es descabellado pensar en Setién al que el 90% de la plantilla añora, salvo Barragán, Javi García y algún otro. Pero sería una apuesta valiente y aplaudida en el vestuario y por un amplio sector de la afición.

Abelardo era una apuesta de Serra, algo que puede no agradar a Catalán, pero suele terminar mal con los vestuarios y no ha hecho nada destacado jamás. Sí, ya sé que Setién tampoco ha logrado nada, pero hoy se añora el estilo de juego que implantó en el equipo como también se le critica, y con razón, su falta de cintura en determinados partidos y en algunas ruedas de prensa. Si fuese capaz de aplicarse en eso, sería el entrenador para muchas temporadas. 

Juande Ramos sería acogido con agrado por la afición ya que dejó un grato recuerdo en la única temporada que Lopera lo dejó estar, dado que ya tenía fichado al encantador de serpientes Víctor Fernández. La cuestión es si se quiere a un entrenador para mantenerse o, como se vendió desde la pretemporada, intentar entrar en Europa.

Como he dicho antes, es un error mantener a alguien que no es capaz de sacar rendimiento a la plantilla, ni tan siquiera a Borja Iglesias, la gran inversión del Betis para contentar al nuevo técnico, aunque comprendo que el despido se abarata estando en la décima jornada en puestos de descenso. Y es que el mal del equipo tiene nombre y apellidos, Joan Francesc Ferrer Sicilia, Rubi. Ojalá todo quede en una pesadilla y el Betis sea capaz de ganar en Granada, de vencer al Celta en casa, de empatar como mínimo en el Bernabéu y, algo fundamental, demostrar que Rubi y su equipo han sido capaces de coronar una gran remontada ganado el 10 de noviembre en el Benito Villamarín.