Armando Rendón @armandoren Tras lo que llevamos de campeonato, las cosas ya empiezan a apretar y a presionar a aquellos profesionales que asumen el control y la responsabilidad deportiva de llevar la nave bética a buen puerto en esta temporada 2019-2020. Pesa la pretemporada, y mucho a pesar de lo que se diga, pero sobre todo se empieza a notar las 55.000 toneladas de ilusiones que empujan y exigen que estemos donde debemos estar, por historia sí, pero también por estructura, por inversión, por recursos, vamos por potencia “empresarial”. Y es que a los directivos o responsables en las empresas se les exige que vuelen los aviones, que se fabrique ropa, que los inmuebles se construyan….pues aquí hay unos señores responsables de que los especialistas hagan que entre la pelotita en la portería contraria y que entre, lo menos posible o nada, en la propia.

Y en ello estamos, esperando que lo que se le exige a un profesional y a su equipo de colaboradores, empiece a dar sus frutos. Hasta el momento, el “runrún” ha ido in crescendo entre los aficionados, haciendo una valoración bastante negativa de lo que se está viendo. Objetivamente deberíamos estar algo por encima de donde estamos por los méritos contraídos, pero es que este equipo cuenta con una de las mejores plantillas de su reciente historia, un apoyo organizativo como hacía tiempo que no se veía por estos lares y unas ganas de ganar, que deben llevarnos a todos a dar ese salto hacia la estabilización entre los clubs de referencia en nuestra liga y en Europa. No, no es pedir mucho, es lo que debe ser por infinidad de cosas.

Estando en esta situación, estoy viviendo lo que va de temporada como si estuviésemos dentro de la famosa película de Woody Allen, “Match Point” donde todo depende de hacia donde caiga la moneda. Rubi se la juega en dos partidos, así está la cosa, y ojalá los resultados y lo que muestra el equipo den la razón al joven técnico, no hay nada que más quieran en estos momentos todos los béticos sin excepción (los que quieran otra cosa no lo son). Así que, esperemos que la moneda caiga del lado verde y blanco y que esta fase de asentamiento, no sea ningún engaño ni espejismo, a los que tan dados son los personajes del bueno de Allen.